CAPITULO 9

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Un cuerpo pecaminoso

Luca

—No lo vuelvas a hacer— se levantó del sofá y me di cuenta de que se estaba poniendo roja.

—Admite que te gustó— me incorporo y me muevo hasta quedar frente a ella, es tan pequeña al lado mío que tengo que bajar la mirada.

<<Pequeña y letal>>

No planeaba besarla, se los juro, pero su simple aliento me cegó y no pude hacer nada para evitarlo.

—Antes muerta— sisea con rabia.

Se cruza de brazos desafiante.

—¿Segura que no te gusta esto?—señalo al enorme bulto que tengo entre las piernas, baja la mirada y lo ve, como me tiene esta loca.

Y cuando creí que me golpearía o se iría, lo siguiente que dijo me descolocó:

—Averiguemoslo.

Y antes de poder hacer algo su mano subió hasta mi nuca y tiró de mí hasta que nuestros labios se unieron en un beso salvaje, nuestras lenguas chocaron, la cogí de la cintura y la levanté mientras ella enrollaba las piernas por detrás de mi cadera. La llevé hasta la habitación de Jackson y me senté en la cama con ella encima de mi, contoneándose contra mi miembro, mis manos recorrieron su cuerpo de infarto y sus manos despeinaron mi cabello.

Me puse de pie y la dejé en la cama tirada.

—Ya vuelvo— dije mientras la contemplaba echada en la cama- iré por un preservativo.

Entré rápidamente al baño de Jackson y busqué en la gavetas dónde sabía que guardaba los preservativos, encontré la caja pero estaba vacía.

Mierda.

Maldito Jackson y su promiscuidad.

—No hay...—empecé a decir cuando salí pero la imagen de Katt desnuda para mí fue inesperada.

Sus pechos redondos y de un muy buen tamaño con pezones rosados, su piel parecía de porcelana y su cintura era pequeña pero sus caderas y glúteos grandes.

—Tomo la píldora— dijo y me desperté del trance.

Llegó hasta mí y se trepó en mi cuerpo y me besó, le correspondí llevándola a horcajadas a la cama y la tiré para luego lazarme y comerle la boca.

—Solo sexo—dijo entre besos.

—Ajá.

En menos de un minuto ya estaba desnudo y magreando sus pechos, dios, decir que esta mujer era espectacular era quedarse corto, era hermosa y letal ¿Había algo más? No lo creo.

Abrió sus piernas y me quedé encima con ella rodeandome las caderas, agarré el falo erecto y lo coloqué en su entrada para mojarme con su humedad, arqueó la espalda pidiéndome más.

—Que esperas para meter...¡Ah!.

No pudo terminar la oración porque entré en ella de una sola estocada, dios, era tan estrecha y hasta podía jurar que parecía virgen pero alguien como ella era incapaz de serlo, con una belleza con aquella alguien tendría que ser ciego para no querer follársela todos los malditos días. Fuerzo más las estocadas porque es un deseo intenso el que siento el estar dentro de ella, claro que no es amor, ni mucho menos cariño, es...es...es lujuria, si eso es.

—¡Más fuerte!— grita.

Aumento el ritmo de mis hundidas y arquea la espalda para poder acceder más fácil, era exquisita.

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