CAPITULO 5

419 42 50
                                    

La mujer desconocida

Katt

Debo admitir que el último lugar que esperaba que alguien como Luca Salvatore asistiese era ese. Me sorprendió verlo pelear, debía admitir que tenía potencial. Tal vez si hubiera sido militar sería uno de los mejores, pero no lo era y se notaba en su técnica, era fuerte y preciso pero no lo suficientemente rápido para ganar a alguien con mi preparación. Después de la pelea un tipo llamado Reed le había entregado un fajo de dinero que él aceptó gustoso, no entendía el por qué de las apuestas: estaba claro que el dinero no era un problema para él. Estuvo besándose con todas las chicas que pasaban por sus ojos pero de vez en cuando me dirigía una mirada, eran pasada las dos de la madrugada cuando decidió hablarme.

— Necesito ir a un lugar—informó con una expresión que no pude descifrar.

—Has bebido, no creo que sea buena idea que conduzcas.

Se acercó a mí rostro y sopló directo hacia mí.

—Estoy bien—dijo poniendo los ojos en blanco.

Y por su manera de hablarme pude comprobar que tenía razón. Asentí con un gesto de la cabeza y nos montamos en las motocicletas, unos diez minutos después estábamos en las calles de los barrios bajos, agradecí que esta vez fue despacio y me dejó llevarle el ritmo. Aparcó delante de una casa en un estado deplorable: se estaba descascarando la pintura color marrón de las paredes, la puerta estaba vieja y el techo era de un material que parecía muy poco resistente.

Él bajó de la motocicleta y yo lo seguí, pero antes de dar cinco pasos, Luca ya me había bloqueado con su enorme cuerpo.

Fruncí el ceño.

—¿Qué pasa?—pregunté.

—Solo quiero asegurarme de que no dirás ni una palabra de esto —respondió con una mirada de desconfianza.

—Tenemos un trato —le recuerdo con un tono de indiferencia y al parecer eso lo dejó más tranquilo porque giró sobre sus talones y se dirigió hacia la puerta.

Caminé detrás de él, pude notar que estaba nervioso por la forma en que cerraba las manos a cada momento, pero no pude descifrar si estaba nervioso por mi presencia o por lo que estaba apunto de hacer, tocó la puerta y al cabo de unos minutos una mujer de cabello rizado, tez morena y un bebé en brazos salió, tenía por lo menos unos cincuenta años y se le veía cansada, pero su expresión al ver a Luca fue agradable, como si le tuviese afecto y comprendí que era algo habitual que Luca pasase por allí.

—Luca...querido—dijo la mujer mientras con el brazo que tenía libre le daba un pequeño abrazo, que él recibió sin rechistar.

Yo aún conservaba mi distancia, pero estaba lo suficientemente cerca para poder escucharlo todo.

—¿Como ha estado todo por aquí, Lori?—preguntó Luca.

—Como siempre—dijo Lori mirándolo, pero este simplemente miraba a todos lados menos a aquella mujer.

—Vengo a dejarte lo de todos los meses—informó Luca mientras sacaba del bolsillo un fajo de billetes y se los tendía a la mujer, pero aún no la miraba a los ojos.

Era el mismo dinero que había ganado hace un par de horas en las apuestas.

A Lori se le humedecieron los ojos y las lágrimas empezaron a caer sobre sus oscuras mejillas y, tras debatirse entre aceptar o rechazar el dinero, lo cogió de las manos de Luca y supe que lo hacía por necesidad.

—Tienes un buen corazón, Luca— Lori le dio un beso en la cabeza al bebé que tenía en brazos y después lo miró a él— ella estaría muy agradecida.

TentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora