│• Forzar para Retener • │

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Agente 007

Me gustaría haber dicho que tras entrar a mi cuarto en el pabellón especial donde estábamos LethalNimble, me di una ducha y dormí hasta el amanecer, pero eso no pasó. Luego de un chequeo médico y varios tratamientos como crioterapia, me lancé a la cama con mi niño a las siete de la tarde-noche y dormí como literalmente nunca lo hice.

Mi planeamiento de levantarme el sábado temprano y platicar con mi hijo sobre mi ausencia se fue al caño y dormí todo el día, haciendo que Logan y Evan se encargaran de él junto a Raquel, cuando no respondí al llamado de la realidad.

Dormí todo el sábado, no desayuné, almorcé o cené, fui al baño una sola vez y seguí durmiendo sin pesar o culpa hasta hoy domingo cuando mi bebé llamó a Raquel creyendo que había muerto.

Fue simpático, porque había ápices de preocupación en sus hermosas facciones cuando su madre no reaccionaba a sus suaves sacudidas, y obviamente Raquel, sabiendo que ya era suficiente mi estado moribundo, vino y le saco la preocupación despertándome a la fuerza.

— ¿Ves? Ella está bien — le dijo cruzándose de brazos.

— Sí — respondí frotándome los ojos — Tan bien que quiero comerte a besos — lo estiré del brazo subiéndolo encima mío dejando besos en su cuello, mejilla y frente.

— Mamá — arrugué mi entrecejo mirándolo cuando hizo un puchero demasiado tierno para mi gusto. Me encogí de hombros y lo abracé a mí aspirando su costosa colonia.

Me encantaba olerlo.

— Campeón, hemos terminado nuestro entrenamiento ¿Quieres ir a las barras? — miré a Logan quien vino a buscarlo — Vaya, ya despertó la bella durmiente.

— Mamá ¿Puedo ir? — Logan hizo un puchero mirándome al igual que el niño. No hacía falta porque se comportaba como otra criatura del grupo.

— Cuídalo, por favor. No dejes que se lastime — las sonrisas de ambos aparecieron y el niño entre mis brazos dejó un beso en mi mejilla para bajarse de la cama y correr a él emocionado.

— Será solo hasta el desayuno ¡Estaremos en el comedor a las ocho! — miré mi reloj mientras se iban. 07:00 am.

— Me doy una ducha y te acompaño — le sonreí a Raquel.

— Te esperaré — se sentó en el sofá de mi habitación.

Tras tomar ropa necesaria, salí de mi habitación hacia el baño general del pabellón que compartíamos los chicos y yo. Una vez lista ella y yo abandonamos el lugar hacia el patio central.

A lo lejos pude ver la zona gimnástica a los chicos entrenar en ella, ayudando a nuestro pequeño en las barras. Le gustaba hacer ejercicio. Era un ejemplo constante el vernos trabajar físicamente para mantener un rendimiento requerido.

T U Y O S (Míos #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora