│• Vencedores y Caídos •│

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Léanlo con calma y sin prisas, que el cap no se va a ninguna parte.
(Y recuerden comentar mucho, habíamos quedo en eso en el último capítulo)
●• Disfrútenlo •●

(Y recuerden comentar mucho, habíamos quedo en eso en el último capítulo)●• Disfrútenlo •●

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Agnes Ivanova.

Miré a Hans cuando descansó su espalda por el respaldar de la silla, algo cansado. Muchas veces no lo demostraba, pero era cierto que con el pasar de los días, el trabajo se había intensificado.

A base de informantes ocultos, hemos estado buscando a una persona en específico, que, debido a una inesperada enfermedad de su madre, se había presentado a su casa.

El joven hacker, protegido del Abad y el Prior estaba en la mira.

El MAGNO tuvo mucho cuidado revisando la zona de la vivienda, pero nosotros fuimos más inteligentes y decidimos no atacar ni exponer agentes más que dos o tres y luego de que hackearan las cámaras de la ciudad limitándonos de esa ventaja.

El niño no había dejado a su madre hasta el momento, pero era cierto que pronto lo haría.

Eso tenía pendiente al ISO, y se encargó de aislarnos de la Competencia PONDAY por muy importante que hubiese sido nuestra presencia en ella.

— No va a escapar — tomé su mano — Estamos preparando la triple cantidad de agentes de lo que se esperan. Será nuestra ventaja.

— No me gusta que se esté tardando tanto — Cerró los ojos un momento.

— Tenemos controlado el hospital. Has leído el informe del médico de su madre. Cálmate — pasé mi pulgar por su mejilla.

— En Suiza te dije que esta quietud me estaba dando mala espina. No puede simplemente todo estar tan calmado.

Aunque me gustaría no creer aquello, si había una cosa a la que yo le temía en este mundo, era al sexto sentido del Hans. Mucho más ahora que veía lo autoritario y posesivo que era conmigo en esta etapa después de todo lo que pasó con el MAGNO hace años.

Él ya no era el mismo.

— Ven aquí — me estiró de la mano — ¿Cómo te has sentido? — lo miré un poco extrañada porque no preguntaba esas cosas, generalmente me daba de su atención ya leyéndome, pero supongo que quería escucharme o darme a entender aquello mismo; que estaba al pendiente de mí.

— Bien — le dije cuando me senté en su regazo — Ha ayudado mucho el entrenamiento por las mañanas.

— Me alegra escucharlo — pasó su mano por mi muslo. Lo miré por unos segundos ante su inusual comportamiento y le sonreí tranquila.

— Es tarde — besé su mejilla.

— No voy a dejar el mando hasta atrapar a ese maldito. Ve a descansar si así lo deseas, no te voy a reprimir el sueño con el diagnóstico que tienes, pero no me arrastres contigo.

T U Y O S (Míos #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora