EXTRA FUGAZ - Noah Johnson.

19.3K 1.4K 997
                                    

Hebe Berg

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Hebe Berg.

Me senté en la mesa del comedor y observé el paisaje lluvioso que para desgracia de los competidores, había empezado a complicar las cosas. En dos días era la competencia y aunque siempre me he mantenido neutral ante cosas como estas, debía de admitir que me emocionaba mucho ver el límite del lado escudo del ISO.

Estar a altas horas de la noche aislada no había sido más que para tratar de no enfocar mis pensamientos en una sola cosa, porque ilusamente creía que aquí mi mente tendría en qué más enfocarse.

Trataba de verdad de no pensar tanto en él, lo hacía, pero era un fiasco.

A veces hasta creía que él podría darse cuenta de que lo pensaba y me desesperaba, aun siendo eso imposible.

Noah Johnson.

Todo era tan desconcertante que no sabía, cómo, por qué y dónde había pasado todo, surgido siquiera.

Él era un hombre imponente, mucho mayor que yo y claramente prohibido. Ni siquiera habíamos cruzado palabra alguna, eso era lo más extraño aún, toda nuestra comunicación había sido solo miradas demasiado intensas que hacía vibrar todo mi sistema. Nada más, lo juro por mi vida que nada más. Ni siquiera los buenos días.

Y todo esto solo empeoraba.

Yo no tuve un padre, aunque siempre quise uno. Veía a Arthur cuidar de Agnes como nunca jamás, nadie lo hizo conmigo, y necesitaba tanto un consejo ahora, de alguien así. Necesitaba tanto una protección, alguien que guiara mi camino, porque no lo podía controlar.

Era muy pronto para hablar de amor.

A veces hasta creía que eso no existía, pero ese hombre al que ni siquiera le había llamado "Señor" había activado cosas que no llegué a sentir ni con Hans en nuestra aventura hace mucho, mucho tiempo.

No sabía que me pasaba.

Cada hora, ni siquiera cada día, sino cada hora, me sentía peor. Todo aumentaba y nada se calmaba. Tenía necesidad de gritar y eso me hacía reír por dentro. Quería decirle que me gustaba mucho.

Pero era una cobarde.

Con solo tenerlo enfrente y verlo tan guapo e imponente, mi valentía se ponía de rodillas y flaqueaba hasta los pensamientos, intimidada de su persona.

Y luego estaba la parte negativa de todo esto y no menos importante: "Que como un hombre tan solitario, callado y serio, luego de una vida concretamente ajeno a la compañía conyugal, querría más que sexo conmigo". De entrada, la mera idea de corresponderme ya era una fantasía o ilusión imposible.

Y como si mis pensamientos tuvieran el poder al que tanto miedo le tenía sobre manifestarlo, su gran presencia apareció por el extremo del semioscuro y desierto comedor.

Pensando que era una alucinación, pestañeé dos veces enfocando mi mirada en él, quien iba caminando hacia la recepción del comedor donde los tres únicos personales de turno estaban recorriendo el lugar.

T U Y O S (Míos #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora