│• Estragos • │

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La canción es lo suficientemente larga para acompañar la lectura🎶Escúchenla ;)
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Agnes Ivanova.

«Su mano subió por mi cintura y tal perfume, inundó mis fosas nasales casi al instante.

Me giré boca arriba y entreabriendo mis ojos con mucho esfuerzo, hallé toda su gigantesca anatomía acostado a mi lado. Mi corazón a pesar del pesado sueño, latió frenéticamente y mi pecho y estómago dolieron de la impresión.

— Hans — cerré los ojos negando.

— No se puede luchar contra esto. Dar vueltas en mi cama buscando volver a tener tu cuerpo contra el mío me vuelve terco y posesivo.

— Te gusta torturarme — murmuré — No puedes estar aquí ¿Cómo tan siquiera entraste? Herbert asegura mi puerta con la tarjeta — intenté levantarme para prender la luz, pero me sostuvo de la cintura regresándome a la cama.

— Duerme. Lo necesitas — me llevé la mano a los ojos sin poder creer que haría esto.

Estaba consciente de que estaba mal. Yo ni siquiera dormía con hombres, pero su calor. Maldita sea, va a volverme loca. Va a sacarme de mis cabales y voy a terminar matándolo por lo testarudo que es.

— No te soporto — mis ojos ya ni siquiera se abrían.

Sentí su respiración sobre mis labios y luego el tacto de su roce sin perder tiempo ni vacilar de lo que quería con fervor. Me besó arrinconando mi cuerpo con su mano y le seguí. Sentí el propio infierno levantarse contra mí, mientras la vida terminaba complaciéndolo con lo que él quería.

Me separé a la fuerza y pegué mi frente a la suya respirando erráticamente.

— Quiero chuparte las tetas mientras duermes.

— Sigue queriendo — sostuve su muñeca que acariciaba mi costilla bajo la blusa de seda de mi pijama.

Lo sentí sonreír contra mi rostro, antes de empezar a dejar besos por mi cara, haciéndome sonreír con él, fue bajando a mi cuello y subió de vuelta a mí rostro, hasta llegar a mis labios. Se volvió húmedo y demasiado tenso hasta el punto en que mi mente me advirtió que era momento de parar.

Pero yo no quería. No quería parar realmente.

Subí mi mano a su cabello y con el ceño fruncido me separé sin querer hacerlo.

— No se vale convencer con acciones. Es bajo de tu parte — le recriminé — Tú no serías así y me gusta mucho más que el Hans posesivo y rudo.

T U Y O S (Míos #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora