│• Alineación del Destino •│

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¡Estamos de regreso!
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Superemos la cantidad de comentarios del capítulo anterior y les entrego el siguiente.
●• Disfrútenlo sin prisas •●
¡Nos vemos el Jueves si alcanzamos la meta!

●• Disfrútenlo sin prisas •●¡Nos vemos el Jueves si alcanzamos la meta!

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Agnes Ivanova.

Silencio, en eso se había convertido los días en este lugar.

El mismo día que se marcharon y los médicos llegaron, sus hombres me trasladaron a una habitación mucho más grande de lo común, del lado Este del edificio en el antepenúltimo piso que era el diecisiete. Un espacio mucho más ostentoso y moderno, con un ventanal enorme en toda la pared lateral dando al panorama.

La cama mucho más grande, y mucho más solitaria, siendo el lugar donde me reduje a sentir todo, menos paz.

Cada día se volvió más pesado y desesperado, con la mente jugando en contra imaginando que al final, solo al final, no lo había logrado.

Una semana exacta y entonces, la puerta se abrió dando paso a dos figuras grandes, lejanas de las contexturas femeninas que me traían la comida cada día. En el fondo esperé con tanto fervor que regresaran con él, con tanto anhelo, que cuando no los vi a su lado, la peor idea cruzó por mi mente. No había sobrevivido.

Me levanté de la cama y los miré a ambos acercándome. El silencio de los dos sólo empeoró las cosas, pero William se apiadó de mí y habló.

— Se aferró a la vida, luchó... y sobrevivió, Agnes — tiro el cinturón de sus armas al sofá sin dejar de mirarme — Se está recuperando lentamente y hasta el momento no presenta daños colaterales por la inactividad cerebral. Despertó hoy y se volvió a quedar dormido tranquilamente diciendo tu nombre — cerré los ojos y tomé la mano de ambos ahogando el sollozo y bajando la cabeza.

Lo salvaron.

Salvaron la vida de mi bebé.

— Gracias — dije en un hilo de voz — Gracias, de verdad. No se imaginan lo que significa para mí. Gracias — repetí temblando sin encontrar más palabras para agradecerles.

William fue mucho más comprensivo cuando acarició mi cabello y limpió mi rostro, un afecto extraño para alguien que se había comportado del todo menos amable conmigo todo este tiempo y pese a que sí hubo un momento de vulnerabilidad en aquel avión, no esperé que volviera a pasar, y no era todo bueno tampoco porque sus facciones de alguna forma mostraban molestia o algo parecido, hacia mí; sin embargo, Hans se mantuvo neutro, como si algo hubiese cambiado en él y lo vi en su mirada, no en su silencio.

Hasta el momento no sabía si era bueno o malo, pero me pareció como si una nube a nuestro alrededor se hubiera disipado hacia cielo y todo se alineara a su rumbo inicial.

Hubo una calma, donde todo el significado de nuestra situación tampoco hizo ruido en dicha neblina.

William miró la bandeja del almuerzo y la merienda sin tocar y eso pareció borrar el gesto gentil que había tenido.

T U Y O S (Míos #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora