El gran paso presiona en acercarse y los recuerdos emergen en el punto fuerte de la mente como un cofre.
Cuando todo da paso al inicio de una nueva era, algo aparece derrumbando todo lo que una vez fue, los problemas se arrastran en su surgimiento...
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Agnes Ivanova.
Miré a LadyDi en silencio mientras ingresábamos del escenario hacia los vestuarios del salón principal. La pregunta era clara en la mirada de las once, pero lo único que ella dijo fue:
— No pierdan tiempo y cámbiense.
Claramente se debía a por si el lugar tenía micrófonos escondidos y demás, pero eso no nos tranquilizó mucho.
— Prepárense — un agente nos habló a través del audífono mientras nos cambiábamos — Algo grande va hacia ustedes y sus objetivos son retener todo el tiempo posible a sus apostadores; la razón principal por la que se les aumentó el tiempo a dos horas. Una de las secundarias tendrá al Hacker Alen Colling, no tenemos confirmación de quien es, pero así será.
Miré a Grace y ella me ayudó a prenderme el corsé negro de encaje, a juego con la braga que gracias a Dios no era tan reveladora como el conjunto de diamantes. Pasé mi cabello a un lado y ella les hizo un moño a las tiras.
Este traje ya era solo de exposición.
Nadie bailaría en la subasta, el siguiente show sería en privado con el comprador que mejor apostara por cada una de nosotros, y con otro cambio, que se trataba de un vestido.
Sucesivamente nos fuimos ayudando.
Cuando me ubiqué las tiras en mis muslos blancos, miré a Sarah quien se le dificultaba prenderse el sostén de tres prendedores de su lencería. Ella llevaba un lindo conjunto bordó que resaltaba su piel pálida, no tanto como la mía, pero sí tenía un tono más claro que las demás.
Me acerqué a ella y me miró de costado, al sentirme.
— Permítete ayudarte.
— No creo que quieras hacerlo, realmente — Me quedé callada mientras pasaba a un lado su cabello color chocolate que llevaba como peluca — Digo ¿Por qué te tomarías la molestia ahora si al igual que todas, me has excluido de su círculo todo este tiempo?
Suspiré.
— Tienes razón y me disculpo — volvió a girar su rostro hacia un lado y me miró con esos inminentes ojos azules iguales a los de William — Aun así no lo tomes de mí tan personal, y no es justificación, lo sé, pero no hablo con nadie en general, no se trata solo de ti.
Me acerqué a ella por detrás y cuando bajó sus brazos cediéndome la ayuda, comencé a prenderle el traje.
— No se podría interpretar de otra manera si existe alguien entre nosotras — bajé la mirada y le seguí ajustando las ligas en la espalda sabiendo a quién de refería — No me lo ha dicho, pero yo sé lo que pasó entre los tres.
— Él no es algo que yo... — me interrumpió girándose.
— No necesitas mentirme, no te estoy juzgando ni pienso hacerlo, al menos no por él. Incluso yo sentiría celos — iba a decir mi nombre, pero se calló de inmediato — Es alguien difícil de asimilar su existencia y una vez que lo lograr, no parece haber vuelta atrás.
