Noviembre, 15
Nasser.
Muevo mis dedos sobre la mesa acristala rodeada de idiotas que hablan exponiendo un problema que sólo tiene una solución, y en la hora y media que llevamos sentados en este lugar de mierda, nadie se ha atrevido a darla.
«¿A esta porquería llaman mafia élite?»
Nikolai sisea por lo bajo, exigiéndome poner los ojos en él pero sigo ignorandolo como en toda la reunión. Es un grano en culo, el próximo sucesor de la Mafia roja reniega el puesto que ocupa ahora, y el que ocupará cuando su padre lo desee... O muera. Y así como él reniega, pretende que yo haga lo mismo.
Estoy aquí porqué quiero, porqué no me conformo con miserablezas.
El salón está lleno de hombres; italianos, turcos, árabes, rusos, asiáticos. Las cabecillas según tengo entendido, el único que está acompañando por más de una persona es Arzahar, que viene con sus dos hijos, el ministro y el Emir.
—Sólo digo que cortemos el problema de raíz.— se atreve a insinuar Oleg, y sonrío para mis adentros.— Los Haraldsen se han revelado contra la organización, han atacado varios de nuestros lugares, robado y masacrado a la organización que los dejó dónde están ahora.— Arzahar lo repara con serenidad.— Fueron parte de nosotros durante años, y han sido por supuesto uno de los mejores clanes de la organización.
Se levanta y mira a todos, mientras su hijo parece querer desaparecer.
—Está demás decir que sí no actuamos nosostros, actuarán contra nosotros.— advierte.
—¿Qué propones?— le pregunta Arzahar analizandolo con los ojos claros.
Oleg Vasíliev toma aire, y nos voltea a mirar a todos.
—Un escarmiento.— propone.— Tiene cuatro hijos, pongámosle a sufrir a uno.
No. No es lo que quiero.
—Enseñemosle quienes son verdaderamente los líderes del mundo.— el resto lo apoyan, y yo niego en mi sitio inconforme, sabiendome analizado por Arzahar.— Traigamos a uno de sus príncipes y pongámosle a recoger y comer mierda.
La élite lo apoya, en tanto Arzahar y sus hijos no hacen más que mirar todo con seriedad, hasta que Oleg pone los ojos en él, pues es quien tiene la última palabra.
El arabe se yergue sobre su silla, y como sí fuesen su sombra, Yasser y Saíd hacen lo mismo, en tanto el hijo de perra que tienen como padre, me enfoca, y yo vuelvo a celebrar para mis adentros.
—Mi hijo.— me asquea.— Que sea decisión de mi hijo lo que pasará con los Haraldsen.— sonríe a todos, antes de volver a mí.— Tu primera ordén en la organización.—señala y no hago más que mirarlo.— Así que dime hijo mío, ¿Apoyas la idea de Vasíliev o tienes una mejor?
Me relamo los labios antes de fruncirlos, con la vista de todos sobre mí. Observo mi reloj y me levanto «Sus rodeos de mierda me han quitado tiempo».
—Mantelos.— soluciono levantándome de mi silla, y las miradas se vuelven murmullos.— Sí quieres cortar el problema de raíz;— hablo directamente a Vasíliev.— Matalos a todos.— vuelvo a los demás, separandome de la mesa.— Qué no quede un solo Haraldsen vivo.
—¿Que dices?— interviene Saíd, demostrando lo poco que le gusta mi propuesta.— Tienen un niño de seís años...— Arzahar no disimula la molestia que le causa la benevolencia del imbécil.— Está en las reglas.— mira a todos.— No se toca a la familia...
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Paraíso
RandomVivían tan sumergidos en sus mundos que inevitablemente olvidaron que el que ellos pisaban daba vueltas constantemente y cuando quisieron darse cuenta de ello, esos giros los hicieron chocar. Ella no tenía preocupaciones más que elegir el destino de...