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Diciembre, 25
Edén.
Son pocas las horas que alcanzamos a dormir antes de que su teléfono suene indicándole una llamada entrante, y soy la primera en abrir los ojos encontrándome con la cabeza sobre su espalda y la mitad de mi cuerpo encima del suyo. Me quito rápido sabiendo como es, y sentandome en la cama descubro que es la primera mañana que recibo sin haber pasado una noche de mierda por haber despertado en medio de la madrugada con fantasmas en la cabeza.
Quizá se deba a qué fue justo en la madrugada cuando decidimos dormir, y que para entonces estaba tan cansada que no noté ni siquiera en que momento me dormí.
Agradezco esto interiormente, tenía mucho tiempo que no sabía lo que era descansar y aunque he despertado muy temprano, cuatro horas de sueño son un maldito progreso para alguién que no lograba dormir por más de una hora.
Frotándome los palpados con pesadez vuelvo a acostarme al mismo tiempo que él se pone de pie, respondiendo en ruso con un rotundo “Llama luego”. Le doy la espalda oyendo como busca el cargador en los cajones de su mesita, antes de llamarme y hacer que me voltee para mirarlo.
—Sí quieres llegar para navidad, levántate ahora.—me dice y a mí el sueño se me esfuma al tiempo que un pequeño hueco se me aísla en el pecho.
Ignoro el malestar que me producen sus ojos y asiento con una sonrisa pequeña al salir de la cama «esto es lo que quería, lo que necesito». Se pone el bóxer ante mis ojos y se va a la puerta en busca de Yusut después de sugerirme ir al baño para acelerar las cosas.
Obedezco sin poner peros, y en el baño después de la ducha, me ocupo de poner sobre las heridas de mi torso las cremas y tónicos que vengo usando desde hace una semana. Me seco rápido el cabello mojado y salgo a la recámara directo al cuarto de ropas luego de saludar al escolta que desvía la cara al encontrarme en toalla. Me visto rápido con jeans, tenis camiseta y una chaqueta cómoda, en tanto la empleada habitual termina de empacar en una sola maleta algunas de mis cosas.
Cuando nota que he terminado, me dice que en la mesa de la habitación ha dejado mi desayuno y medicinas, así que agradezco y sin ánimos de retrasar las cosas poniéndome a renegar, regreso nuevamente a la habitación en el momento justo en que Yusut sale y cierra la puerta.
Nasser me mira un segundo y abre la boca para decir algo, pero al final forma una línea recta con los labios y se retira al baño con las cejas fruncidas. Me quedo viendo un momento la puerta por la que desapareció hasta que la empleada sale del armario con mi maleta diciendo que ya todo está listo, que sí puede retirarse ahora, a lo que asiento y ella sale de la habitación cuando yo tomo asiento y quito la tapa de aluminio que cubre mi desayuno.
Empiezo a comer en silencio, bebo, y algo aburrida saco las pastillas que debo tomar y las acomodo a un lado del plato. Cuando acabo la comida me bebo una a una, con el sonido de la regadera de fondo, hasta que el timbre del celular en la mesita de noche derecha me hace dar un respingón en mi lugar.
Volteo en dirección al sonido y ni tiempo de pensar en acercarme al aparato me da, pues la puerta del baño se abre abruptamente y el ruso molesto se va hacia su móvil contestando la llamada en su idioma natal y de la misma forma hostil que hace un rato.
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Paraíso
RandomVivían tan sumergidos en sus mundos que inevitablemente olvidaron que el que ellos pisaban daba vueltas constantemente y cuando quisieron darse cuenta de ello, esos giros los hicieron chocar. Ella no tenía preocupaciones más que elegir el destino de...