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Edén.

La rabia que siento es monumental, la culpa es lo que me hace sollozar cada nada, cada que lo recuerdo sin fuerzas por lo menos para abrir los ojos. Nasser no se inmutó, por más que incluso le rogué porqué lo dejará, sólo terminó subiéndose a su auto, después de mandar a encerrar a Mike a no sé dónde.

He pasado todo el día desde que se marchó tratando de encontrarlo, pero los hombres que rondan toda la propiedad no me dan razones, y a las otras alas no tengo acceso ni para abrir una puerta.

Son más de las 9:00pm y él no ha vuelto. Tengo mucho rato esperándole, guardando la esperanza de convencerlo y hacer algo por Michael.

Me limpio la cara, quitándome las lágrimas y dejando de mirar hacia la parte trasera del lugar a donde me trajo, esperando que uno de los guardias deje de hacer como que no existo y me haga caso. Pero llevo horas esperando lo mismo, y nada ha sucedido, así que ansiosa, me dirijo a otro lugar.

«La salida del frente»

La cuál también llevo horas revisando en espera a la llegada de Nasser «No sé que otra cosa hacer», y mi consciencia lo resiente con frustración, haciéndome temblar el labio inferior cuando al abrir la puerta principal me encuentro con lo mismo.

Una gran extensión de terreno, con césped y caminos apedrados, uno que va desde el final de las pequeñas escaleras cortas cubiertas por el techo del pórtico de piso y pilares de mármol, hasta la verja alta que se ve pequeña por lo lejos que está de la entrada de la casa, y que se conecta con muros de la misma altura, que rodea todo el espacio.

A mitad de ese camino recto hay una intersección a ambos lados, las cuales rodean una enorme fuente de cada lado, y continúan hasta la salida de dos cocheras: una a la izquierda y otra a la derecha.

Son largas, de paredes acristaladas por lo que se puede ver cada vehículo adentro; del lado izquierdo hay por lo menos diez camionetas idénticas, las de los escoltas, y del lado derecho, la variedad de autos de alta gama, deja claro que son los de uso personal de Nasser.

Incluso está el auto que me regaló, y un puesto vacío que indica que sigue fuera.

Al salir, llamo la atención de unos cuantos escoltas que rondan por aquí, no obstante, después de mirarme vuelven a ignorarme, porqué es lo que ordenó Nasser antes de salir.

Vuelvo al interior azotando la puerta, ya me he caminado toda la casa en busca de soluciones; comprobé la biblioteca, la cocina, las habitaciones de invitastados, la sala de estar y el recibidor. La oficina privada, no se abre de otro modo que no sea con su huella, así que supongo que es ahí donde hay más de una respuesta.

Sin embargo le paso de largo, porqué a menos que le corte la mano al maldito, no conseguiré nada.

Vuelvo a entrar a la habitación principal, a acostarme y dejar que la culpa vuelva a llenarme... Porqué me lo merezco por olvidarlo, porqué creer que su silencio después de lo que hizo era nada, sabiendo que Nasser es un acechador que no se queda con nada.

Me lo merezco después de ver lo mal que está.

Mantengo la vista fija en la piscina privada y perfectamente alumbrada y cuidada, a la que tengo vista a través de la parad acristalada de la habitación, mientras mis ojos lagrimean.

«Este sitio me hace recordar a una casa de Campo que solía visitar con mis padres cuando era muy pequeña» No tenía más alas, ni demensiones extravagantes de tierra, ni derrochaba lujo como este espacio.

ParaísoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora