*********
Edén.
Diciembre, 14
Siento aún la euforia del día, el nerviosismo del mismo y la rabia del final. Me paseo por la habitación alumbrada como un animal salvaje enjaulado y deteniéndome frente a la mesa que aguarda mi cena y mi laptop que reproduce un vídeo que encontré hace semanas pero es muy interesante, me pido calma.
Tiro de una silla sentandome en ella a desgana con las piernas hacia un lado de la mesa y no hacia abajo. Mi espalda alta queda contra el espalda, mis nalgas al filo del asiento y mis piernas estiradas, la posición reluce las prendas de encaje negro que sólo cubren mis senos y entrepiernas, el arbornoz de satín del mismo color queda a los lados de mi cuerpo resbalandose incluso de mis hombros.
Observo el vídeo y río en la misma parte que siempre, pero sinceramente ya aburre, así que lo quito y elimino la ventana para abrir la aplicación de música. Doy click al álbum de Sia y con la música llegando a mis oídos ceso el vaivén inquieto de mis pies y sin salirme de mi posición cojo el cubierto para apuñalar mi comida y traer un poco de mi cena a mi boca.
El corazón me brinca y los nervios me saltan nuevamente cuando la puerta se abre abruptamente, pero me quedo en mi sitio haciendo como sí nada cuando lo veo a él entrar. Me mira desde su lugar y se acerca a paso seguro pero lento en tanto yo intento hacer como que no existe.
Cojo otro trozo de comida y moviendo la cabeza al ritmo de la canción que sale del computador, mastico tranquilamente y él se coloca a mi frente con las manos en los bolsillos de su pantalón violeta «Es divino» un maldito muy bonito, sin dudas. Intento ignorarlo, dejar que pida o diga lo que quiere ya que se ha impuesto y algo ha de querer a pesar de que mira que lo estoy ignorando.
Pero el que no hable me desespera y dejando el tenedor en el plato alzo la vista sin moverme. Me mira serio y yo me mantengo con su misma expresión mientras mastico, me repara el cuerpo y para mis adentros celebro «No esperaba menos».
Sigue sin decirme nada y me enoja que esté allí parado como un imbécil que sólo mira, así que abandono su cara notando la chaqueta de su traje colgando al final de uno de sus brazos que aún mantiene las manos en los bolsillos. De frente quedo con la polla aún erecta y no disimulo mi mirada en ella, pues en nada me enciende el cosquilleo en los pezones.
Pero...
—Veo que tú puta no te ha dejado sastifecho.—inquiero tranquila sin moverme y una vez que desocupo mi boca de la comida que masticaba. Alzo la mirada nuevamente a sus ojos y niego.—No esperes que sea yo quién te la baje.
Mi aclaración le hace sonreír burlón y lo ignoro. Es qué ¿Quién se cree que es? A mí me encanta su verga, sus manos, él y hasta su maldita forma de ser, pero en un sólo día me ha gritado por exigir lo que me prometió, me ha dejado plantada frente a un montón de gente y encima se revolcó en ego haciéndome de tonta para perseguirlo en el puto auto bonito.
No es que no esté acostumbrada ya a él y sus formas, desde el inicio de esto no sea ha comportado de otra manera, pero me jode mirarme en un punto que no había pisado antes por él, y encima ser la única que aporte.
Me encanta como me trata cuando no está molesto, me fascina la atención que recibo a su lado y el hecho de saber qué por como es, soy una de las pocas personas que ha cruzado por lo menos superficialmente algunas barreras impenetrables en su vida, sin embargo sigo sabiendo cuál es mi lugar pese a todo, y sólo me estoy poniendo en el mismo lugar qué él con el pensamiento de que puede disfrutar mientras dure de lo que tiene conmigo.
ESTÁS LEYENDO
Paraíso
De TodoVivían tan sumergidos en sus mundos que inevitablemente olvidaron que el que ellos pisaban daba vueltas constantemente y cuando quisieron darse cuenta de ello, esos giros los hicieron chocar. Ella no tenía preocupaciones más que elegir el destino de...