2. Conseguido.
No mentiré, una sonrisa no cambiaría mi vida, mis pensamientos o mis sentimientos. Seguía pensando cada noche, cada día en Tomás y en dónde estaría en ese momento ¿Estaría pensando en mi?. Una sonrisa se dibujó en mi rostro al pensar en eso, pero desapareció rápidamente en cuanto me puse a pensar lo que estaría sufriendo en ese momento. Estaba tumbada en el sofá de Jaison, mirando el techo, con las manos colocadas encima de mi estómago y mis piernas cruzada. Un ruido que provenía de la cocina llamó mi atención, me levanté lentamente y me dirigí a la cocina. Me asomé para ver lo que me esperaba ahí dentro. En frente mio estaba Jaison, con una olla en la cabeza y un colador en la mano, revolviendo en los armarios para sacar una cebolla o un tomate, no estaba segura, cuando por fin consiguió encontrar el tomate, se paró y se le calló la olla, el tomate salió volando por los aires y al caer al suelo se tropezó con él, soltando el colador por los aires y haciendo que cayera en su cabeza. No pude evitar sonreír.
-¿Te parece gracioso?- dijo enojado.
-Bueno...- miré que la cocina estaba completamente desordenada y sucia- un poco.
-Si... lo es- comenzó a reír.
Comenzamos a reír los dos a la vez, mientras recogíamos las cosas de la cocina y limpiábamos lo que estaba tirado por el suelo.
-¿Qué pensabas cocinar?- sonreí.
-Una torta.
-¿Una torta?- reí.
-Si, es qué es el cumpleaños de Anne y...
-No me refería a eso- volví a sonreír- ¿ibas a hacer una torta con un tomate?
-Ah...- miró el tomate que aún estaba en el suelo aplastado- es que no se cocinar.
-Ya lo veo- observé la cocina recordando como estaba hace unos minutos- yo te ayudaré- cogí el colador que estaba en su cabeza y lo metí en el armario.
Saqué harina del armario y comencé a mezclarlo con agua para así poder hacer la supuesta masa, digamos que yo tampoco sabía mucho de cocinar, pero por lo menos no dejaría todo sucio. Mientras pensaba esas palabras un tornado de harina se dirigió a mi espalda. Me giré y vi a Jaison con una sonrisa, cogí harina y se la tiré a la cara, el cual se quedó con los ojos cerrados y completamente quieto. Pasó su mano por la cara y me sonrió para luego agarrar mas harina, a la vez yo igual cogí harina y se la lancé, él igual me la lanzó y me dio en el hombro, la que yo tiré le dio en el pecho. Comenzamos a correr por toda la cocina, como niños pequeños, cubiertos de harina, riendo ¿riendo? Hace tanto tiempo que no reía así que se me había olvidado. Cuando al fin me atrapó, después de tanto correr, me agarró por la espalda quedando mis brazos unidos a mi estómago y él cogiéndome, sin poder moverme. Me elevó por los aires y luego me giró y me colocó al frente de él. Nos quedamos mirándonos durante unos minutos, su rostro, perfecto, cubierto de harina por todas partes, elevé mi mano y le saqué un polvo de harina que tenía en un costado de la boca. Ese momento incómodo volvió a ocurrir nuevamente, seguimos mirándonos durante unos segundos y poco a poco comenzamos a acercarnos, ese era el momento de unir nuestros labios, por un momento dejé de fijarme en el mundo que nos rodeaba, en Tomás...¡en Tomás! Me separé rápido de él como si no pudiera acercarme a él por miedo. Hizo una mueca sin comprender lo que había pasado, volvió a acercarse a mi y yo solo le miraba. Soñaba con volver a rozar sus labios pero...
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Recuerdos del único amor III: Resurrección.
VampireTercera parte de la novela titulada Recuerdos del único amor. Uno nunca espera perder a la persona que ama, no después de haber descubierto que lo amaba. Judit descubre un gran don y lo aprovecha para traer del vuelta a Tomás, lo cual no sucede, no...