6. Libro de los deseos.
Subimos todas las tiendas que utilizamos en el campamento a el departamento, las guardamos y puse a secar la ropa que estaba mojada y llena de barro. Guardé las mantas y todo lo sobrante. Taylor solo se sentó cómodamente en el sofá colocando su pies en la mesa del centro y colocando sus manos detrás de la nuca como si eso le pareciera cómodo. Cerró los ojos pensando o recordando algo que al parecer le hacia sonreír, ya que se dibujaba una sonrisa en sus labios. Jaison solo le miraba como si le diera asco, Jenny le miraba como si le admirara, como si le amase. Anne y Matt solo se miraban entre ellos, no hacían caso a la posición o la sonrisa de Taylor. Me dirigí a la cocina para sacar algo para comer, estaba muerta de hambre. Cogí una manzana y luego me dirigí a el salón y me quedé mirando a Taylor de forma amenazante.
-¿Y bien?- le pregunté- ¿qué hay que hacer?
Abrió un ojo sin mover ni un músculo ni cambiar su posición. Después de unos segundos reaccionó a mi pregunta y a mi cara amenazante, se sentó de forma normal, colocó sus codos encima de sus rodillas y a la vez colocó sus puños en su barbilla como si estuviera pensando. Dejé la manzana encima de la mesa que había a mi lado.
-Solo necesito un par de cosas- sonrió y se levantó.
-¿Qué es?- pregunté- ¿qué son?
-Dos litros de sangre- pausó- uno tuyo y otro mio- sonrió- y velas.
-¿Solo eso?- pregunté de forma amenazante.
-Solo eso- respondió.
Colocamos un montón de velas apagadas en forma de círculo dejando un gran espacio en su interior, luego pusimos un cuenco de plata que había en la cocina en el medio de las velas. Nos colocamos Taylor y yo rodeando el cuenco y que a la vez nos rodeaban las velas.
-Necesitamos estar en silencio- dijo él- tu mano- extendió su mano mientras en la otra tenía un cuchillo muy afilado.
-¿Qué?- me alarmé al ver que llevaba un cuchillo en la mano.
-No te preocupes, princesa- me guiñó el ojo- es solo un corte, lo prometo.
Le extendí la mano y él clavó el cuchillo para luego deslizar lo y así dejando un corte. Mordí mi labio inferior por el dolor y a la vez suspiré aguantando la respiración, como si eso me ayudara. Pasaron un par de minutos hasta que el detuvo la sangre colocando un paño sobre la palma de mi mano, seguidamente hizo exactamente lo mismo con la suya.
Me extendió de nuevo la mano esperando que le entregara la mía. Yo solo fruncí el ceño, en forma de pregunta ya que no entendía para que necesitaba mi mano otra vez, negué con la cabeza pero él solo me sonreía. Le entregué mi mano lentamente a la vez que temblaba.
-Fogatho- sus ojos se tornaron amarillos y las velas que nos rodeaban se encendieron.
Comenzó a decir unas palabras en Asgrenfe las cuales no conseguí comprender a la perfección, un fuerte viento empezó a volar mis cabellos dentro de la sala. Pasaron cinco minutos, tal vez mas pero no hubo nada, no aparecía ningún Tomás ni tampoco se habría un portal llevándome hasta él.
-¿Qué ocurrió?- pregunté mirando a todas partes.
-No lo sé- dijo él- ya deberían haber aparecido.
-¿Qué ocurrió con tu Abracadabra, brujo?- dijo Jaison furioso.
-Se supone que deberían estar aquí- soltó mis manos.
-Siento meterme- dijo Jenny-¿pero no debería haber un fuerte viento o un agujero en el suelo o por lo menos a Tomás entrando por la puerta con una sonrisa en la cara?
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Recuerdos del único amor III: Resurrección.
VampireTercera parte de la novela titulada Recuerdos del único amor. Uno nunca espera perder a la persona que ama, no después de haber descubierto que lo amaba. Judit descubre un gran don y lo aprovecha para traer del vuelta a Tomás, lo cual no sucede, no...