Capitulo 9

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9. Latir por ti.


¿Cansada? No lo creo, era peor como me sentía en ese momento, día y noche practicando hechizos agotadores y además técnicas de lucha ¿cómo podía mantenerme en pie? Habían pasado dos días desde que aprendí esos simples hechizos los cuales ahora dominaba mucho mejor y había aprendido nuevos hechizos que ni sabía que existían. Me detuve en medio del bosque porque estaba cansada de tanto correr, coloqué mis manos sobre mis piernas para poder respirar y descansar mejor, un ruido llegó a mi oído y comencé a correr nuevamente lo mas rápido que pude. Las piernas no me daban para mas, decidí detenerme detrás de un árbol para coger un poco de aire y seguir huyendo.

-Gheri- mis ojos se tornaron blancos por un momento y frente a mi apareció un tornado que comenzó mover los árboles que me rodeaban- no le dejes entrar- le ordené al tornado. Suspiré y tomé aire, luego comencé a correr otra vez y sin darme cuenta tropecé con una piedra que estaba en el camino, me hice una pequeña herida en la rodilla pero me levanté y seguí corriendo. La respiración de alguien se escuchaba a pocos metros, para ser exactos se escuchaba tras de mí.

-Aikho- susurré intentando que se oiga un poco. Mis ojos se tornaron rojos, me centré en mis manos que poco a poco iban desapareciendo y luego seguía el resto del cuerpo. Respiré profundo y mientras pasaba delante mío comencé a retroceder para que no me toque, seguí retrocediendo con la vista centrada en los ojos azules que observaba con precaución el lugar.

-Nauthure- susurré. Una planta poco a poco comenzó a avanzar hasta donde se encontraba mi objetivo y cuando menos se lo esperó le ordené a la planta que lo cogiera por los pies y le tirara al suelo. Cayó y la planta lo arrastró hacia mi- gané- sonreí mientras le observaba tirado en el suelo.

-Por esta vez- dijo él y se levantó del suelo sacudiendo sus pantalones. Después de unos segundo mi cuerpo volvió a la normalidad, a la vista de todos- no te debí haber enseñado esos hechizos- sonrió- son muy avanzados.

-Pero pude hacerlos ¿no?

-Así es.

Caminamos hasta el principio del largo bosque donde nos encontrábamos en ese momento, donde hace tan solo unos segundo estaba huyendo y corriendo. Me acordé de qué había un pequeño corte en mi rodilla, al llegar al departamento comencé a buscar el botiquín para poder curarme la pequeña herida que estaba goteando sangre por toda mi pierna. Me senté en el sofá y unté en algodón un poco de agua oxigenada.

-No- dijo Taylor acercándose a mi. Se arrodilló frente a mi, me sacó el algodón y lo colocó en la mesa del medio- te enseñé otra cosa.

-Lo he intentado, no me sale- dije.

-Unfort- pasó su mano derecha rozando mi herida con cariño y al pasar su mano completa por mi pequeño corte, ya no estaba.

-Gracias- sonreí y me levanté- voy a por algo de comer ¿quieres?

-No gracias- se sentó en el sofá mientras miraba a la nada.

-Muy bien.

Me dirigí a la cocina para encontrarme con Jenny que estaba asomada observando el salón fijamente como si algo le llamara la atención por la forma en la que miraba centrada. Cogí un paquete de papas fritas y me dirigí hasta Jenny.

-Hey- le dije.

-¡Ah!- gritó.

-¡Ah!- grité como auto reflejo- ¿qué te ocurre?

-Me asustaste- pasó su mano por la cabeza.

-¿Qué hacías?- me metí una papa en la boca.

Recuerdos del único amor III: Resurrección.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora