Capitulo 16

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16. Simplemente amigos.

Abrí los ojos con un suspiro al notar la luz entrar por la ventana y reflejarse en mis ojos molestamente. Coloqué la almohada encima de mi cabeza intentando que la luz no llegara, suspiré levemente mientras me giraba y me estiraba lentamente. Me senté en la cama esperando a salir, preguntándome que me iba a ocurrir, que iba a hacer o con qué, quien me iba a encontrar. Decidí levantarme para luego salir y dirigirme al salón, de una forma casi silenciosa entré en la cocina, observé atrás mio por si alguien me venía siguiendo o si alguien me estaba observando, una vez que estuve segura que nadie estaba me fijé en el interior de la cocina. El abdomen desnudo y perfecto de un chico se encontraba en ella, con los abdominales perfectamente dibujados en su estómago y su espalda marcada a la perfección de una forma casi perfecta. No se había fijado en que había entrado en la cocina así que simplemente me limité a entrar y sonreír incómoda al estar ante algo casi perfecto. Cogió un baso y una botella de jugo, vertió de una forma sencilla y lenta el líquido en el baso algo mojado por estar recién lavado, me ofreció un baso pero solo negué con la cabeza y sonreí nerviosamente. Salió de la cocina moviendo lentamente el perfecto dibujo marcado en su espalda, entró en su cuarto dejándome completamente sola en la cocina. Suspiré y mis mejillas tomaron un color rosado al recordar el cuerpo de Taylor frente a mi.

-¿Qué te ocurre?- preguntó Jaison mientras se servía jugo ¿cómo había llegado hasta allí?

-¿Qué?- reaccioné- estaba pensando- sonreí.

-¿En Tomás?- tomó un sorbo de lo que se había servido hace un instante.

-No- negué con la cabeza- ¿por qué crees que es en él?

-Es él único que logró que tus mejillas tomaran ese color rosado con solo mirarte- sonrió levemente.

-No estaba pensando en él- tragué saliva.

Asintió y se dirigió nuevamente a su cuarto, me quedé sola en la cocina con los ojos fijos en un lugar de la pared recordando el rostro de Tomás, en como me miraba fijamente con sus ojos verdes y como con tan solo mirarme hacía que cada cabello de mi cuerpo se erizara. Matt entró en la cocina ya vestido invitándome a que salgamos a practicar, asentí y me fui a vestir a una velocidad impresionante, ahora que recordaba, hace tiempo que no practicaba magia con Taylor. Me subí al coche junto a Matt, en completo silencio iba mirando el paisaje, observando como cada árbol bailaba con nuestro paso o como el sol brillaba aún mas fuerte. Llegamos al mismo prado que iba siempre, entré algo decaída casi sin ganas de pelear pero lo necesitaba para algún futuro.

-Bien- dijo colocándose en posición de ataque- vamos a ver que aprendiste- sonrió e hizo sonar sus huesos del cuello.

-Me suplicarás que pare- sonreí e imité su pose.

Comencé a girar a la vez que él formando un círculo en el pasto con nuestros pasos, a la vez que andaba daba pequeños saltos lo que hizo que esbozara una pequeña sonrisa pero al instante volví a mi pose amenazante. Un golpe llegó a mi mejilla, lo que hizo que tomara un color rojo en el lugar, lo toqué con dolor y volví a mi pose, golpeé con fuerza en el rostro de Matt haciendo que cayera al suelo con gesto de dolor, tocó su nariz de la cual salía una pequeña gota de sangre. Se paró y volvió a su pose inicial, volví a golpear pero esta vez en su estómago, que al instante evitó y golpeó mi cabeza con su rodilla dejando un fuerte dolor en mi frente. Sonreí de manera amenazante mientras me acercaba a él, estiré mi pierna pasándola por la suya y haciendo que caiga al pasto ahora mojado por la lluvia que caía del cielo hace unos segundos. Las gotas comenzaron a limpiar la sangre que caía por su nariz y a deslizarse por mi mejilla ahora morada provocando una sensación de placer al sentir algo frío pasar. Se paró y corrió hasta mi golpeándome con su cabeza en el estómago, siguió corriendo mientras me arrastraba con él, se detuvo al notar que sufrí un fuerte golpe con un árbol, al notar una lluvia de hojas caer sobre mi cuerpo y cabeza dolorida. Le aparté de mi estómago, le di una patada en el estómago, cayó al suelo, me acerqué a él y le golpeé la cara con mi pie haciendo que se aleje rodando por el fuerte golpe. De su ceja caía una lágrima de sangre que se mezclaba con el agua de la lluvia, de su nariz caía una gota de sangre que bañaba sus labios.

Recuerdos del único amor III: Resurrección.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora