Ocho

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El zumbido de mis oídos me despertó, antes siendo leve pero ahora insoportable, me desperte en seco y de inmediato me senté, si entiendo un dolor en mi abdomen al doblar para sentarme, estaba al lado de mikasa, quien tenía su cabeza viendo hacia bajo con una pierna encima mío, voltee a buscar algún reloj o teléfono, y puede ver que eran las 6:35,mierda era muy tarde. De manera apresurada me pare, moviendo el cuerpo de la chica, encendí las luces y comencé hacer ruido, eren fue el primero en reaccionar y en quejarse.

—carajo... — dice entre balbuceos — (N) ¿porque andas haciendo ruido tan temprano? —.

— no se... Tal vez es porque vamos tarde a clases — dije en tono sarcástico —.

— no puede ser tan temprano... — dice la pálida recién despierta —.

— Mikasa dejaste las cortinas cerradas, pero seguro el sol ya estaría dando hacia acá — digo — son 20 para las 7 —.

Sus ojos se abrieron de sorpresa, para esto yo ya había mojado mi cara con un atomizador de agua, y me estaba cambiando la ropa, el Moreno se levantó rápido del suelo y jalo del pie al rubio, despertandolo, se quitaba los pantalones y buscaba entre su mochila su ropa. La chica se levantó de su cama y fue al baño, supongo para despejarse, y el más pequeño apenas se estaba rascando los párpados cuando su ropa le fue lanzada. Nuestras caras eran un desastre, teníamos brillantina por toda la cara,cosa que no se iría en un buen tiempo, nuestra ropa arrugada y teníamos una mirada cansada, habíamos salido de la casa de la chica corriendo, montandonos en las bicis y pedaleando con rapidez hasta llegar a duras penas a las instalaciones.

El de la compuerta nos miró con mirada negativa pero fue negativa, nos cedió el paso pues teníamos 10 minutos de tolerancia y comenzó nuevamente la carrera, nuestras zapatos chirriaban con el piso y resonaban al subir las escaleras, nos separamos a medio camino de mikasa y eren, sostenía la muñeca de armin con fuerza para que no perdiéramos el paso y llegamos a la clase, con una vergüenza fingida logramos sentarnos en nuestros pupitres y prosiguió con su clase.

[ . . . ]

Decidimos salir al patio de la escuela, esta vez el trasero, pues al estar muy mal cuidado casi no iban alumnos, la pelinegra no nos había acompañado pues quería adelantar unas tareas en pareja con una de sus compañeras. Eren se había trepado a una portería vieja de que estaba arribada, armin desayuna recargado en uno de los tubos del objeto y yo había dejado caer mi cuerpo en el suelo, pasto seco con tierra, había alzado mi mano que sostenía el té para evitar que se regara. Entre los dos hablaban cómodamente aún sabiendo que estaba ahí no me incluían y eso me gustaba porque realmente nunca sabía que decirles.

Una risa escandalosa se hizo espacio entre las voces, la volví a ver, y me avergonzaba en el estado en el que me encontraba, al tratar de encorvarme volví a sentir las punzadas del abdomen, y recordé que no solo mis ojeras se veian desagradables. Teníamos tanta prisa hace unas horas que se me había pasado por completo revisar mis heridas, con rapidez saqué mi celular de los bolsillo y encendí la cámara, a primera vista no se notaba gran cosa pues el pelo desordenado me cubría gran parte del rostro, pero al hacerlo a un lado pude ver marcas rojas, con sus alrededores morados y amarillos incluso tenía un raspón, luego solté el celular y fui a revisar los brazos, encontrandos marcas alrededor de ellos, leves tonos rojizos se percibían y de ahí no quise ni imaginar como se encontraba la parte del estómago.

— ¡ah! Hola hange — saludo eren —.

— ¿que tal? — dijo amablemente — ¿me puedo llevar a su amiga un momento? —

A este paso la chica ya me tenía sujeta del brazo y alzandome, llevándome a un lugar apartado al de mis amigos, su acompañante, la chica rubia del otro día, le ofrecía un bolso que al aceptarlas comenzó a sacar gasas, desinfectante y otras cosas. Le mire sorprendida y ella lo percibió.

R u n s | Hange ZoeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora