Trece

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Salir corriendo era toda una adrenalina, pero aún más siendo un lunes por la tarde. Los pasillos estaban llenos, con los alumnos tratando de salir lo más pronto posible, unos incluso saliendo por las ventanas de los salones del primer piso. El rubio y yo estábamos separados, tratando de salir por la puerta principal, esquivando cuerpos y brazos que lanzaban al aire, al salir trotamos hasta nuestras bicicletas y comenzamos a andar.
La casa de armin estaba relativamente cerca de la escuela, a unas cuentas cuadras, llegamos, era una pequeña vecindad y a primera vista vi como su abuelo estaba sentado en una mecedora que estaba en el pequeño patio de la casa, siendo algo estrecha pero bastante alta, nos saludo alzando la mano y sonriendo.
Entramos, comenzado a subir las escaleras, el rubio paro y se dio la vuelta para regresar al comedor e ir por algunas manzanas que había, además de tomar unas servilletas. Subimos hasta el tercer piso que realmente era un ático, lo suficientemente grande como para que una persona promedio estuviera cómodo y sin dificultades, su escritorio a un lado de la única ventana que había en el cuarto, dando a la calle principal, además de un colchón en el piso perfectamente tendida, dos muebles viejos pequeños llenos de libros y algunas otras cosas, además de cajones, era acogedor... Parecía desordenado pero también como si no costará esfuerzo encontrar algo que buscaras.

Avente mi mochila a un lado de la mochila y me recosté en la cama, con una almohada entre mis piernas, el puso su mochila con delicadeza a un lado del escritorio y se sentó frente a él, pero viendo hacia mi, comenzando a sacar unos libros y libretas, ordenando algunas cosas.

— Bien, ¿Qué es lo primero que tenemos? — preguntando mientras me miraba con una ligera sonrisa —.

— Tenemos lengua y artes el lunes, después física e informática — dije mirando el calendario de mi celular — de ahí finanzas y cívica, luego ingles y química — hice una pausa para tomar aire — por último literatura e historia... —.

— Eso la primera semana... — volteo a su escritorio dejando una nota adhesiva en la pared — pensé que sería más tranquilo, pero al menos no dejaron caer las tres gordas en la primera semana —.

Reí en respuesta, más que nada por cómo se refería a quimica, física y cálculo.  Negué con la cabeza y me estire en dirección a mi mochila sacando una libreta cualquiera, tomando algunos bolígrafos para tener separaciones de anotaciones.

— Empecemos por artes — dije — sabes que las fechas me son complicadas, además que confundo épocas —.

— bieeeeen — alargó la palabra — pero de ahí estudiaremos las formulas de física y veremos algo de cívica — volteo a verme, buscando aprobación —.

Asentí repetidas veces con la cabeza y de ahí el se paro para buscar algunos libros en su estantería, sacando un delgado libro de artes renacentista y otro más ancho de historia en general, que contenía partes de artes, además de otros tres libros, uno de práctica de física y los demás de cívica, teniendo leyes y ejemplos variados.

[ . . . ]

Salí de la casa en silencio, viendo como el rubio me observaba desde su ventana redonda, cerrando con cuidado de no despertar al abuelo, y ya al frente del patio alcé mi brazo y mano, sacudiendola para despedirme.

El rodear la zona centrar para llegar por las vías era lo más fácil pero a la vez más arriesgado, por lo que decidí estar algo cercana a la zona, estaba a la defensiva siempre, pero el tener una iluminación mínima por el mal alumbrado y el caminar por varias calles me ponía peor, tomaba las riendas de mochila con fuerza y con el otro brazo sostenía la bicicleta pues prefería usarla cuando el camino ya no fuera tan visitado, pero al doblar la calle se escucho un quejido acompañado de una maldición, reconocí la voz, ella.

R u n s | Hange ZoeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora