Veintiocho

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Después de la comida, el azabache se retiro para regresar al trabajo, de ahí los otros dos fueron a sus habitaciones para hacer pendientes de sus clases, quedándonos las dos en la sala. Dos horas después escuchamos la puerta abrirse, apareciendo la figura de levi, que con algo de mala cara, me dijo que me llevaría a mi casa, pues ya había oscurecido y estaba lloviendo. Dudando acepte, despidiendome de los otros y llendo al cuarto de la morena para recoger mi mochila, dándole una última vista a ese cuarto. Regrese en un instante y me fui por completo. Mentiría sino sentía la mirada del ackerman sobre mi nuca, y el ambiente era tenso e incomodo, acomode mi bicicleta en la cajuela y a un lado la caja, para así subir al lugar del copiloto y empezó a arrancar.

El recorrido fue silencioso, incomodo y corto, nos acompañaba el golpeteo de las gotas y el aire. Llegamos, estacionó frente a mi casa, pero antes de salir, este cerro las puertas con seguro, entendí que quería hablar de algo y espere a que lo hiciera,ocultando mis nervios con una cara de cansancio.

- Bien, ¿de que quieres hablar? - dije frustrada -.

- Te ayudaré, llevando tus cosas y a ti hasta la ciudad, firmaré como tu tutor y guardaré tu secreto - finalizó, esta vez viendome a los ojos - pero no te quiero volver a ver en mi jodida vida, ni en la de hange, ni un mensaje, ni una llamada, ni una visita, nada, desaparece así como apareciste- dijo totalmente serio -.

- ¿Qué? - mi voz fue temblorosa -.

- ¿Eres sorda? Desaparece, así como no quisiste decir nada de que te irías, no vayas a pedir perdón después - suspiro - puede que tus amigos te perdonen después, pero a ella solo la lastimaras, tanto quieres ser independiente, comienza a ser responsable de tus actos - el seguro de la puerta se abrió, haciendo la señal de que saliera - te veo a las cinco de la mañana, se puntual - finalizó -.

Con algo de desequilibrio salí del auto, levante la cajuela, sacando la bici y caja, y cerré esta, no pasaron muchos segundos desde que el sonido se escucho y arrancó, parecía desesperado en escapar de ahí. Inconscientemente, comencé a lagrimear, sabía que el estaba en lo correcto y estaba en su derecho de proteger a su amiga, pero fue duro en la manera en la que lo dijo, como impulso voltee mi cabeza hacia el tatuaje que compartíamos, y entendí que también les haría daño a ellos, rápidamente entraron a mi vida y tomaron una confianza y espacio en ella. La casa estaba en total oscuridad, dejé la bici recargada en una pared, entre con paso pesado a la sala, fui directo a cuarto, botando mi mochila a una esquina. Me tomé un momento para sentarme al borde de mi cama. Mi cuarto estaba casi vacío, con unas cuantas cajas, donde solo estaba lo esencial, ropa, cobijas, libros y libretas, objetos que usaba casi siempre, zapatos, realmente no tenía tantas cosas, así que me llevaría casi todo. Comenzaría a sacar todo al patio y así no hacer ruido en la mañana, busque entre las cosas de la cocina unas bolsas negras grandes, para así evitar que se mojaran, y empecé a cortarlas para que fueran más grandes y abarcarán más. Ignorado mi cansancio, físico y mental, subí y baje del cuarto al patio, cargando una dos cajas por viaje, repitiendo esto unas siete veces.

Mi aguante físico no ayudaba mucho, de hecho ya podía sentir las piernas entumecidas a la mañana siguiente, llegué nuevamente al cuarto, donde solo estaba mi cama, una mesa pequeña a su costado, una cajonera, el escritorio y cosas que no ocupaba desde los doce años, encima de un mueble estaba lo que me pondría mañana, tenía cosas extras y de total importancia en mi mochila, volví a tirarme sobre la cama, mientras repasaba todo lo que haría el día de mañana, dejar las cosas en donde le quedaría por los próximos tres meses, de ahí ir a la institución para la firma y darle el adiós a levi. Desde ahí yo sola le haría cargo de todo, suspiré.

Fui hacia un cajón que quedaba casi vacío, encontrándome con el último porro, podría ser una mala decisión, mañana tenía muchas cosas que hacer y no podía fallar, podía empeorar un posible ataque de ansiedad, lo sabía, sabía todas la posibilidades, pero no me importo, encendí el porro, y a la primera calada deje mi espalda rebotara sobre el colchón y así soltar el humo, varios minutos e inhalaciones después, el efecto apareció.

R u n s | Hange ZoeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora