Dieciséis

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El hacer arroz fueron de los primeros alimentos que aprendí hacer, realmente fácil, le pregunté a hange si podría hacer puré de papa pues había visto que habían comparado unos sobres, ella dijo que estaría bien y seguimos en lo nuestro. Prácticamente yo era la que hacía todo ella me acompañaba y pasaba algunas cosas, además que después de acomodar las recientes compras coloco música para no estar en tanto silencio aunque no duró mucho pues ella entabló una conversación.

Moblit llegó rato después de nosotras y los dos que faltaban se tomaron su tiempo en llegar, desconocía hasta donde quedaba la escuela del rubio pero se pudo saber cuando regresaban cuando sus risas se hicieron presentes. Moblit nos había dejado solas pues aún tenía cosas que hacer de sus proyectos, el rubio fue a cambiarse mientras que el pálido se quedó en la sala jugando con su celular.
Tardamos lo suficiente como para preparar la comida, servirla en los platos y acomodarla en la barra, cuando anunciamos que ya estaba cada uno agarraba los cubiertos y bebidas que quisiera.

Eran pasadas de las siete cuando cada quien, menos el ackerman pues después de la comida había salido, habían retomado sus actividades, para ellos era un rutina tomarse un tiempo para hablar entre todos sobre cómo les fue el día después de la comida y realmente fue agradable. Ella me invitó a pasar a su habitación y como era costumbre las veces que estaba con ella sola coloco algo de música a un volumen moderado, donde nos siguiéramos escuchando entre nosotras y el exterior.
Me tomé la liberta de recostarme en su cama dejando mis piernas fuera de ella, mientras que la morena se acostó pecho abajo, juntado nuestras manos y jugando quien tenía más fuerza mientras nos veíamos fijamente a los ojos retandonos silenciosamente, pero nuestro pequeño juego duró poco pues fue interrumpido por la vibración de mi celular anunciando una llamada, me aleje rápidamente sacando el dispositivo de mi pantalón y llegando a la puerta para contestar, era mi madre.

— ¡(N) Lewis! — grito incluso tuve que bajar aun más el volumen — ¿te crees con el derecho de irte así sin pedirme permiso? ¿así te llegue a criar? — pregunto con indignación —.

— ni siquiera me llegaste a criar — dije quitándole importancia — te mande mensaje hace un rato, no es la primera vez que lo hago —.

— ¡pero al menos conozco a los padres de esos niñatos! — alzó la voz y sentí una incómodidad en mi cargante — seguramente te fuiste con los hombres de la otra vez, una cualquiera —.

— no... es... verdad — me costó retomar mi voz — solo viven con mi amiga y me acompañaron... Yo — mi voz se volvió a cortar y vi como ella se me acercaba y tomaba mi mano con la que sostenía el celular —.

— buenas noches señora — hablo con un semblante serio — soy la amiga de su hija, Zoe — continuó y suspiro — se quedará esta noche en mi casa no es ninguna molestia y gracias por preocuparse por ella, hasta luego — habló con ironía y colgó por mi —.

Volvió a voltear hacia y me sonrió delicadamente, me hizo la señal que esperara un momento y yo la vi espectante, se movía al rededor de su habitación sacando algunas frasadas, y de ahí pasó a mi lado y bajo al primer piso, tardo solo unos segundos en volver a aparecer con una bolsa de plástico en su brazo, mis ojos se volvieron abrir de la sorpresa.

— anda agarra las frasadas — dijo animada — vamos a la azotea a que nos de el aire — terminó y se dirigió a unas escaleras que apenas note, eran de mano por lo que no ocupaban mucho espacio —.

Apresurada hice lo que pidió y guarde mi celular, y fui lo mas rápido que pude donde ella, había tomado la delantera pues tenía que abrir la puertilla, pero una vez libre pude ver como aún no oscurecía pues estábamos llegando a verano pero el aire desde esa altura era impresionante.
Ella había dejado la bolsa a un lado y por inercia tome una de las cobijas y la deje extendida en el suelo para luego sentarnos en ella, las otras dos frasadas más pequeñas las dejé en un lado y espere a que ella me hiciera compañía.
El sonido ambiental nos hacía compañía, el como unos árboles cercanos se movían y sus hojas chocaban entre sí, los pájaros ocultándose y apenas unos autos pasando por la calle, todo estaba calmado y suspiré, porque yo también estaba calmada.

R u n s | Hange ZoeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora