R u n s | Hange Zoe

Veinte

Todo el día había estado ansiosa, más bien toda la semana, esta última solo era para perder el tiempo pues mayormente los maestros daban alguna platica o fácilmente dejaban la hora libre. Faltaban unas horas para que este ciclo acabará y me emocionaba porque de cierta manera tendría más tiempo para mas cosas, y podría holgazanear a gusto.

Después del receso habían dicho que las dos horas siguientes serían libres, pero que no nos podíamos ir aún pues faltaba el discurso del director, que rara vez estaba en la institución, pero que era obligatorio nuestra presentía. El rubio y yo habíamos decidido ir al aula de los otros dos para no aburrirnos en lo que pasaba el tiempo y estaba indecisa, porque podía al menos visitarla, pero sabía que eso incluía esquivar a la prefecta para llegar donde estaban los de preparatoria, me resigne a hacerlo, la veria en unas horas y durante el resto de la tarde y eso era suficiente.
Sin siquiera haberlo notado habían pasado las dos horas, entre risas de esos tres y algunos juegos del rubio y el moreno, yo solamente me incluía en la conversación cuando lo creía conveniente.  Era raro ver a todo el alumnado junto, los pasillos están repletos y había un murmullo enorme, y tras pasar por las oficinas nos informaron que saldríamos al patio frontal para el discurso.

[ . . . ]

— Siendo la una con cuarenta y dos de la tarde de este viernes — tomó aire — damos por concluido el curso — dio unos cuantos aplausos y lo seguimos — pueden retirarse —.

A continuación todo fue un desastre, había alumnos por doquier, no podía ver a mi alrededor por el movimiento de todos entonces fui jalada por alguien desde atrás y por consecuencia saque un pequeño grito y tomé a armin de un brazo, haciendo que los otros dos también nos siguieran. No voltee a ver quién era, pero nos habría el paso hasta la salida de la institución. Paramos y por inercia nos movimos algo mareados, ya no había tanta gente al rededor, entonces volteé, ella, estaba de espaldas haciendo señales con sus brazos alzados, enfoque mi vista pasando de ella y veía el auto negro, sabía lo que pasaría en unos instantes, con la mirada indique que tomáramos nuestras bicicletas para estar preparados pues a unos metros nanaba y moblit ya estaban listos para pedalear. El auto se acercó más a nosotros y freno, así asomando el torso levi por la ventana dándole espacio a erwin para que lo viéramos y mike que estaba en una pequeña abertura del techo del carro, nisiquiera sabía que eso estaba ahí.

— Justo a tiempo mocosos — habló levi — anden ya, nosotros debemos de dar vuelta — dijo e hicimos lo que ordenó —.

Comenzamos el viaje, y de un momento a otro los mayores tomaron ventaja, minutos después nos desviamos del camino principal, tomando un sendero que tomaba altura por la cercanía a las montañas, y ella me dedico una sonrisa, íbamos a la par, jugueteando un poco al mover con exageración las bicicletas, éramos de las últimas, pues tanto nanaba como moblit iban a costados del carro, y mis amigos estaban al centro de este tipo de pasarela. Conforme el viaje iba avanzando pude ver el río tomar forma, y metros después ver un pequeño puente, ya había pasado por acá con ella y por un momento me pasó la idea de ir a su casa, pero no tendría caso el porque tanto misterio de guardar lo que haríamos hoy y sin darme cuenta, el puente ya había sido rebasado por nosotros, siguiendo el camino, esta vez ya no era tan abierto, de hecho estaba cubierto por varios árboles de gran tamaño y sus copas hacían una gran sombra, desconocía el lugar por completo pero una idea vaga aparecio, antes de formular bien mi pensamiento, la voz de erwin me interrumpió.

— Bienvenidos al lago del pueblo — su voz sonó gruesa y emocionante —.

Tras el carro estacionarse por completo y hacerse un lado pude ver toda la zona, era un verde tan vivo, con un pequeño muelle a un costado, y una agua cristalina, conectaba con el río y estaba rodeado por un pasto bastante abundante, frene, recargando todo mi peso en una pierna, fue inevitable no sonreír, y al voltear a un lado mío pude ver a nanaba desvistiendose del uniforme y tomar carrera para tirarse al agua, fui donde mis amigos, quienes estaban acomodando las bicis y estaban peleando por quien se tiraría primero, desconocía si ya habían venido por acá, aunque ya sabía de su existencia nunca la había visto, sin previo aviso la azabache ya estaba alrededor de la laguna, haciendo una señal de despedida cayó de espaldas al agua, nos miramos entre nosotros y empezamos a despedirnos del uniforme.