Nueve

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La semana había pasado rápidamente, algo que me asustaba, el tiempo al ser algo tan abstracto me parecía incomprendible y prefería no pensar en ello, los días se habían basado en algunos ataques de estrés, trabajo, estudio, y algunas salidas de corta duración con amigos, llegaba hasta tarde a casa, prefería huir de ese lugar y estar solo lo necesario, desde que ella me había limpiado y protegido las heridas no la había llegado a ver más que de lejos en el comedor y me era extraño, esa sensación de querer verla o al menos estar junto a ella. Aún cuando ella tenía mi número no me había hablado o algo que significará comunicación, haciéndome dudar de sus acciones, capaz solo lo hacía por amabilidad y no porque le interesara una niñata...

El sábado había llegado, acompañado de grandes oleadas de aire, aún estaba insegura sobre la cena, ni siquiera sabía si era totalmente bienvenida en ese círculo, aún así antes que dieran las 6am habia salido de casa con un pans y una sudadera negra holgada, el caminar y correr al lado de las vías era ciertamente tranquilizador, el como los pájaros cantaban y comenzaban a salir de sus nidos entre los árboles, como se podía ver los rayos de sol entre las diferentes alturas de montañas y como el tren pasaba rápidamente aún tardado se varios minutos por la cantidad de almacenes que jalaba, te hundía en sus ruido, llegando a ignorar los exteriores. Llegué a la estación abandonada, aquella que mi padre me relataba que era una viva imagen de emoción al ver a familiares llegar o irse, algo rural pero elegante, siendo muy usado en su tiempo, ahora las ventanas estaban rotas, sus paredes de madera desgastadas y con restos de pintura vieja, su techo caído y por dentro se filtraba luz del sol, pase por la pasarela exterior, llegando al borde de esta para sentarme y recargar mi hombro y cabeza en una manera que sostenía techo sobresaliente. Suspiré cansada, aun cuando caminaba y usaba la bici mi estabilidad física era un asco, la tratar de levantarme a los minutos sentí como algo se atoraba impidiendome subir la pierna y al forzar la acción se escucho como la pierna del pantalón se rasgaba, quedándose una parte de tela y como mi pierna comenzaba a arder, me revise alterada, viendo un buen pedazo de tela rasgado y como mi pierna tenia una herida larga, no profunda pero lo suficiente para expulsar sangre. Suspiré cansada, gire la tela para que la herida no se viera tan expuesta aun cuando sabía que ya tenía arruinado un pans, seguí mi camino por las vías hasta llegar a casa.

Llegar a casa significa tomar nuevamente mis responsabilidades y las abrace como si me dieran cierta estabilidad y sin la sensación de estar perdida, trate de limpiar la herida y cubrirla con lo poco que teníamos en casa, después de bañarme puse una gasa encima de la cortada y la pegue una cinta microporo alrededor para luego vestirme con ropa casual y sin causar molestias, pues hoy tenía que cubrir los dos turnos del día en la tienda.

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Había regresado a casa corriendo, pues en la tienda no había lugar donde guardar la bicicleta sin que se viera mal por ello no la había usado, pero aún saliendo de la tienda minutos antes de que el turno cerrará sabía que mi casa no quedaba cerca y debía de ir con prisa pues tenía que quedar decente y llegar al hogar de los otros, aun cuando habría la puerta recordé algo... Ni siquiera había avisado que llegaría a la casa y estaba a menos de una hora de la llegada. Saqué mi teléfono con rapidez buscando entre los mensajes el contacto de Levi y tecleando.

— Perdón, perdón —.

—Se me había pasado por cumpleto el avisarte, si llegare a eso de las 8 —.

— Realmente lo siento, nos veamos —.

Solo vi como me marcaba el visto, y sin mas bloquee el celular dejándolo cargar para irme a bañar, sin importar si escribía algo. Tras la ducha que había tardado más de lo planeada por la reciente herida pues con sólo el agua me ardía, salí del baño en ropa interior con una camisa holgada en busca de ropa entre los cajones.
Había comenzado a colar mis piernas entre las medias negras, y pasé el vestido verde oliva entre mis brazos y cuello, la falda comenzaba debajo de mis apenas, notorios pechos haciendo ver mi torso más corto, terminando un poco más abajo de medio muslo, coloque unas botas negras en mis pies y los comencé a amarrar con prisa, desenrede mi cabello haciéndome luego un moño dejando sueltos unos mechones al frente y a los lados de la cara. Traté de hacer un delineado rápido pues suponía que no me quedaba mucho tiempo y baje saltando las escaleras de dos en dos, agarrando un pequeño suéter y el celular para salir nuevamente de casa.

R u n s | Hange ZoeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora