Veintitrés

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Estaba por terminar mi verano, y con ello mis libertades y diversión, no me quejaba pues el estudiar e ir a la escuela evitaban que sobre pensará cada cosa que hacía. Me había quedado varias veces en casas de mis amigos y de ella, además de salir por las mañanas a despejar la mente, en cuanto a hange... Nos veíamos una vez por semana, haciendo alguna que otra actividad, además que nos visitabamos en nuestros turnos libres en los trabajos. Era entretenido esa rutina, pero todo tenía su final de cierta manera, estaba en camino hacia la casa de jean, pues aunque no había ido a su fiesta de fin de curso si iría para la de inicio. Extrañaba mi vida nocturna entre bebidas y algo de locura además de cuidar a ese trio, desconocía si la morena iría, pero si era así esperaba no cruzarmela, desde ya imaginaba el regaño que solitaria si me encontrara en ambiente.

Fui recibida por un choque de manos y luego un medio abrazo, había llegado medianamente temprano pues aún el anfitrión no se iba con su círculo íntimo y se tomaba la molestia de saludar a los que llegaban, alce el mentón y le mostré una sonrisa de lado.

- ¡Heeey! - exclamó - ya sabes donde esta la comida y bebidas y tus amigos están por las escaleras - dijo cerca de mi oído por la música -.

- valeeee - solté con desinterés - te veo luego jean boo- y me aleje antes que me insultara, solo escuchando un quejido de su parte -.

- No te cansas de molestar a ese idiota ¿he? - eren apareció detrás mío, sosteniendo mis hombros - ¿ya no saludas? -.

- No te estoy molestando a ti - dije girandome para verlo - vamos con los otros -.

Caminamos un poco más, el moreno traía unas cuantas latas y una botella a medias, suficiente para quitarnos la poca dignidad y vergüenza que podríamos tener. Empezamos a beber, aunque armin había empezado ya con un porro encima, tanto eren como mikasa se iban a bailar de ves en cuando, mientras que el rubio y yo los veíamos desde cierta distancia, pues yo no era muy fan de bailar a menos que tuviera solo dos sentidos. Me comenzaba a marear y por ende me recargue en la pared, tratando de mantener el equilibrio, con el paso de los minutos, sentía la casa cada vez más llena, no me sorprendía, jean conocía a mucha gente, pero me comenzaba a sentir agobiada, mierda, odiaba esa sensación.
Armin logró notar mi cambio y pego mi espalda a la pared para luego bajar hasta que me sentará sobre mis piernas y el estando en cuclillas.

- mierda ¿quieres aire o agua? - dijo preocupado -.

- amm, duele, Dios... - estaba muy ida, tanto que no sabía hablar - ambas - solté al fin -.

El sólo asintió y me tome de los brazos, pasando uno detrás de su espalda y sosteniendome, nos dirigimos a una de las ventanas de la casa que nos quedaba frente y me dejó apoyada ahí, tratado de mantenerme en un estado decente, me senté en el borde de esta y espero a que el rubio traiga una botella de agua. Al verlo y entregarmela la abro sin dudar y bebí todo lo que pude, ahogandome al final de tragar, por reflejo el pego en mi espalda esperando a que ayudara y dejándome toser.

- gracias - voltee hacia el - te arruine algo la noche - dije y el hizo un gesto de quitarle importancia -.

Antes de regresar a nuestro lugar, tire la botella de plástico por la ventana pues recordaba que en esa zona había un basurero, pero mi sorpresa fue mayor cuando el sonido de ser aplastada se escucho y el como esta rebotaba detrás de mi cabeza.

— niña ve donde tiras las cosas — dijo un tipo detrás de la ventana —.

— y dale con lo de niña — dije cansada — hombre, fue solo una botella y no lo hice apropósito, dejalo pasar —.

— Ustedes los niñatos deben de aprender a respetar — nos señalo —.

— hablas como si tuvieras cuarenta años y solo eres mayor por dos años — dije sarcástica — no se volverá a repetir, anda lo siento — dije queriéndome ir —.

Pero antes de darme la vuelta el rubio jalo mi brazo hacia lo que era la "pista de baile" buscando a los otros dos, pues el tipo se había comenzado a asomar por la ventana con la intención de entrará por ella y buscarnos, no muy inteligente, pero nos servía para entretenerlo. Fui separada de él, por el movimiento de la gente, pero sin perderlo de vista, unas manos se apropiaron de mis caderas y me hicieron voltear, con el miedo, busque al autor pero al alzar la vista  me encontré con su mirada, traía una sonrisa entre abierta y sus ojos casi cerrados, además de su típica coleta y sus lentes descansando en su frente, no era un buen momento, un tipo andaba de delicado y ahora buscaba pelea y yo no estaba en mis cinco sentidos.

— Hola — dije algo tímida y me acerco a ella — no es un buen momento — dije y pase mi mirada detrás de ella buscando al tipo — lo siento y ¡adiós! — le di un beso rápido en la comisura de sus labios y me aleje —.

— ¡Mandas mensaje! — la escuche gritar —.

Empujaba gente y ellos a mi, estaba cerca de la salida, y al pasar por la puerta otra mano sujeto mi brazo con fuerza, comenzando la corrida, eren es el que mejor condición física tiene, y conforme corríamos podía ver a los otros dos agachados tratando de recuperar el aire.
Pero nuestro descanso fue corto, pues las pisadas durante la noche resonaban con fuerza, fui la primer el buscar de donde venía, un grupo de tres personas venían corriendo, y aunque rezaba porque no nos buscarán a nosotros fue toda lo contrario cuando al conectar miradas de manera rápida se dirigieron hacia nosotros. Empecé a empujar a los amigos, invitándolos a correr. Nuestras pisadas eran pesadas y largas, tratando de tomar distancia y poder ir a una casa. La adrenalina ignoro mis piernas y tomó al rubio, pues era el que más le costaba correr, mierda, se sentía bien, podía sentir como no estaba completamente muerta.

— Vamos a tu casa eren — dije — la mía esta lejisimos — grite —.

— ¡estas loca! — volteo a verme — mi mamá me matara — giramos en una cuadra —.

— La de mikasa ya la pasamos — dijo armin tomando una bocada de aire — ¡a la mía! —.

A este paso ya estábamos en el centro del pueblo, y era más factible ir a su casa, mis piernas comenzaban a tener punzadas, y el latido de mi corazón era cada vez más notable, jugábamos entre calles tratando de perderlos, pero tras varios minutos de persecución nos dimos cuenta que ya nada nos perseguía, estábamos por pasar la carretera, cuando decidimos tomar un descanso. Eren fue el primero en tirarse al suelo, en forma de estrella, mientras que mikasa se tomaba de la rodilla, armin abrazaba con un brazo un poste de luz viejo y yo cruce mis piernas a un lado de la azabache. Nuestras respiraciones eran notorias y en los minutos que estuvimos la luz amarilla de los carros nos deslumbraban. Estaba mareada, con el estómago revuelto pero seguramente no vomitaria, tome un respiro más antes de levantarme y ofrecer la mano al moreno, y al ya estar todos dispuestos a seguí caminando fuimos a la casa del rubio.

Entre risas y abrazados de las espaldas llegamos a la casa, estaba en total oscuridad, con un intento de silencio, armin trató de abrir la puerta, entrando todos en puntas y de no hacer las pisadas fuertes al subir las escaleras, pero era inútil, estábamos medios drogados y algo con alcohol en el sistema como para tomarnos la molestia de ser ignorados en casa ajena. Al llegar a su habitación el y eren pelearon por quien se quedaría en la cama, pero fueron interrumpidos por mikasa quien los golpeó con una almohada, ellos respondieron de la misma manera y al tratar de lanzar un peluche a eren este cayó en mi abdomen, viéndome en la obligación de seguirles el juego, momentos después todos caímos sobre la cama, con eren estirado sobre nuestras piernas, nosotros tres apoyando nuestras espaldas en la pared.

— los quiero mucho chicos — soltó el Moreno —.

— deja la droga eren — habló armin en broma —.

— realmente los quiero — dijo y mikasa solo revolvió su cabello —.

— si... Realmente me hacen pensar que no está tan mal estar aquí — interrumpí — este pueblo de mierda, solo quiero estar con ustedes — dije mirando al techo —.

— son mi familia — dijo mikasa para después pasar sus brazos detrás de nosotros y juntarnos para dar abrazo —.

Puede que después de ese momento me haya quedado dormida, pues ya no recuerdo que pasó después, estaba cansada, podía ser que este fuera mi último verano, me costaría separarme de mis raíces, de mis amigos, y de ella, esperaba a que mi fuerza de voluntad fuera más fuerte para alejarme de ese lugar, sería difícil pero quería que en un futuro fuera un punto de apoyo para ellos. Puede que en un primer momento lo sienta como algo doloroso pero sin sacrificio no hay avance, todo para salir de aquí, crecer y sacarlos a ellos.

R u n s | Hange ZoeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora