DÍA DOCE

137 64 36
                                    

Encontrar a esas personas que creíamos lejanas para siempre reconforta nuestra alma... aunque aparezcan en el momento inadecuado, el lugar incorrecto y con nuevos problemas para nuestra existencia. Hay que pagar un precio ¿no?

- ¡MIERDA, MIERDA, MIERDA, Y RECONTRA MIERDA! ¡FUCK, FUCK AND FUCK!

No puedo evitar gritar en mi habitación. Esto no puede haberme pasado. No, no, no... imposible...

Yo no puedo haber acabado de...

NO. NO ALICIA, ESO NO ACABA DE PASAR.

Me golpeo la frente una y otra vez. Tonta, tonta, tonta. ¿Cómo pude permitir que eso ocurriera? ¡Estúpida!

Ugh. Maldita sea mi existencia.

De mal humor, me levanto de mi cama y bajo las escaleras. Necesito un café, a ver si termino de explotar. Yo NO puedo haber.... NO.

Ya hay como cinco chicas desayunando en la cocina. Entre ellas, Monroe, que sonríe al verme. Trato de devolverle el gesto, pero por su expresión, obviamente se quedó en "tratar". Me estoy sirviendo una buena taza de café cuando Penélope se para frente a mí con expresión nerviosa. Huele a peligro, debería huir.

- Emm.. Hola Alicia- me saluda.

No me gusta nada esto. Su expresión tiene cara de "porfis porfis" y yo tengo cara de "jodete". Pero bueno, la culpa no es de ella.

- Buenos días- la diferencia entre tratar ser cortés y ser cortés es grande. Creedme.

- Si... eh... yo... yo quería pedirte un favor- me quedo en silencio y eso la anima a continuar-. ¿Puedes pedirle a R.D.E. que me deje pasar por la Mansión en estos días? Digo, siendo tu novio de seguro...- a pesar de que habló a la velocidad de la luz, tuvo que frenar su petición cuando yo escupí todo mi café.

Desde la mención del apodo de Christian, ya me revolvió el estómago, pero eso de "novio" provocó una reacción química.

- ¿¡Qué!? ¡Él no es mi novio!- mi voz suena... ¿ofendida?

Estemos claros, no estuviera tan nerviosa si no fuera porque.... NO.

Punto y aparte Alicia. Eso NO pasó. No es posible. Es decir, desde el día en que me desperté con el sueño del beso, ha visitado mis sueños otras veces... pero eso NO. Me rehúso a aceptarlo.

- Oh.. yo... yo lo-lo siento- me dice Penélope. Es primera vez que la veo tan vulnerable y apagada. Eso es muy extraño en ella, pero el hecho de que sea hablando conmigo, solo lo vuelve más raro.

- Está bien- intento calmarla-. Igual, no sé si podré ayudarte. Ya conoces a los chicos, un día flores y poemas, y al otro, si te he visto ni me acuerdo- lo mato si es así.

Justo en ese momento, tocan la puerta de la sala común. Todas fruncimos el ceño, no estamos adaptadas a recibir visitas tan temprano.

Lorena se para y va a abrir. Yo me concentro de nuevo en servirme más café, ya que desperdicié el otro por el "incidenovio". Ja, debo de dejar de andar con Monroe.

Ella vuelve a la cocina con una caja en las manos y un rostro lleno de curiosidad.

- Abrí la puerta y me encontré esto- explica y me mira. Oh, oh-. Tiene una tarjeta con tu nombre, Alicia.

¿Una tarjeta con mi nombre? Miro la caja. Es de esas de regalo forradas muy chulas, pero que no te da ni una mini pista de lo que pueden tener dentro.

- ¿Qué esperas? ¡Ábrela!- me incita Lorena, más ansiosa que yo.

Rompo la envoltura y al abrir la caja, me encuentro con un precioso cachorrito de peluche. Aww, es hermoso.

30 Días Donde viven las historias. Descúbrelo ahora