DÍA NUEVE

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Y cuando más disfrutas de tus planes malévolos... bam... bye bye plan, hello problem.

Corro por el lugar sin parar. Voy riéndome. Me está alcanzando.

- No puedes correr para siempre- me dice Christian atrás riendo también.

Y es que ya estoy un poco cansada. Me atrapa desde atrás, y las cosquillas son insoportables.

- No- le suplico-. Para por favor.

- Quiero algo a cambio- me dice.

- Lo que sea...- le respondo.

- Un beso.

¡QUE FUE ESO!

Mi corazón está a millón. No puedo creer que halla soñado eso. Me doy cachetadas mentales. Muy mal Alicia, muy mal.

Son las 4:10 a.m., ni tan siquiera pude dormir.

Cuando llegue a la fraternidad después del club, eran las 11. Como a las 12 apareció una feliz Lorena. Y como a las 2 fue que logré cerrar los ojos y dormirme.

La última vez que no dormí bien, también fue por su culpa y terminé desmayada. Pero que va, ni atrás ni alante voy a poder recuperar mi sueño.

Bajo las escaleras para prepararme un vaso con agua, cuando veo a través de la ventana una camioneta frenada al frente de la puerta.

De ella, se están bajando dos chicos encapuchados.

- No puedo creer que me hallas convencido para hacer esto- escucho decir a Christian. ¿Que hace aquí a esta hora?

- Yo no te convencí- le dice el otro encapuchado, Richard-. Tú solo viniste y dijiste "Alicia se llevará un buen susto".

- Yo no dije eso- niega Christian.

- Sí que dijiste.

- Bueno, estaría dormido.

- ¿Soñando con ella? Te tiene mal.

¿Estaré soñando? Me pellizco el brazo. ¡Auch! No, no estoy soñando.

¿Que hacen ellos aquí?

Richard saca de atrás de la camioneta una súper bocina. Oh no, va a despertar a todos.

Subo corriendo las escaleras, y abro la puerta de Lorena. Está roncando. La sarandeo hasta que abre los ojos.

- ¡Despierta Monroe!- le grito.

- Ay, yo me porté bien. Déjame chichi- dice dormida.

Y yo le doy una galleta.

- Auch- ahora sí que se despertó.

- Lo lamento, pero tenemos una emergencia- y técnicamente la arrastro escaleras abajo.

Cuando me asomo por la ventana Christian está recostado contra la camioneta y Richard haciendo algo en la bocina.

- ¿Qué están haciendo?- dice una confundida Lorena.

- Quieren despertar a todas las chicas con la bocina y no sé que hacer para...- clic! Una idea surge en mi mente al ver el pantalla plana.

Recuerdo una conversación de unas chicas hace unos días diciendo que habían hackeado la seguridad de la escuela e incorporado un canal con películas inapropiadas para universitarios (sí, no diré el nombre).

Busco rápido el mando, y cuando encuentro el canal, lo pongo con el volumen suficiente para que sea escuchado desde afuera.

Lorena que tiene una bolsa de maníes en las manos y una soda, me alza el pulgar.

30 Días Donde viven las historias. Descúbrelo ahora