DÍA VEINTICINCO

98 19 83
                                    

Para entender el presente, primero es necesario comprender el pasado.

El suave roce de una nariz contra mi piel me hace despertar, pero sin embargo no me muevo. Estoy a gusto en esta posición, mientras que ese polizonte hace un recorrido por mi cuello provocándome ligeros escalofríos.

La nariz es reemplazada por sus labios, que dejan un recorrido de besos húmedos. Se siente tan exquisito, que aún sin abrir los ojos, me acomodo en busca de ellos.

No es por arruinarte la "exquisitez", pero nos acabamos de levantar.

¿Y eso qué?

Nada... excepto el mal olor bucal... nada.

Casi me lanzo de la cama.

Mierda, se me había olvidado. Christian me mira divertido, mientras se desordena el pelo. Me quedo embobada mirándolo en ese silencio.

¡Alicia!

¡Cierto! Antes de seguir en su hechizo matutino, salgo corriendo al baño. Me cepillo bien y vuelvo a correr hasta mi habitación. Ahora si podemos jugar.

Chica mala, rawr.

Me río mentalmente de mi conciencia mientras entro al desorden que llamo cuarto. Christian sigue acostado aunque ahora con una almohada cubriéndole el rostro, está claro que alguien no se quiere despertar.

-Buenos días Príncipe, hora de levantarse-le susurro a su lado.

-Llevo despierto más de una hora Alicia-me responde-. Tendrías que ver todas las muecas que haces mientras duermes-abro los ojos con cierta vergüenza, ¡mierda!-. También tendrías que ver la hora.

Miro el reloj de la mesita de noche, que milagrosamente sobrevivió al tornado. Joder, ¡mierda x2! ¡Llevo durmiendo más de 15 horas!

-Si te sirve de consuelo, también dormí cantidad-dice, ahora mirándome-. Y al igual que tu, solo me he levantado para higienizar mi boca.

Sonrío como una tonta. Aunque...

-¿Con qué te lavaste?-lo interrogo.

-Que elegancia la vuestra señorita-dice, riéndose de mi-. Pero para su información, utilicé un cepillo nuevo-asiento, orgullosa de su responsabilidad.

-Bien, me debes un cepillo.

Él se ríe y me abraza, atrayendome contra su pecho. Me permito disfrutar de su aroma, ¿cómo es que huele tan bien? ¿no se supone que lleva tiempo sin bañarse?

Vuelvo a dar un brinco. ¡Yo sí que llevo más de veinticuatro horas sin bañarme! ¡Mierda x3!

Intento escapar de sus brazos pero me retiene.

-¿Y ahora a dónde vas?-me pregunta.

-Al baño. Llevo más de un día sin ir-ahora que pienso, ¿ni siquiera a hacer del uno? Oh mierda, que mi organismo ha de ser un desastre en su interior.

-Te libero con una condición-dice, y me acomoda sobre él-. Un beso.

Yo acepto encantada de la vida, uno no, todos los que quiera. Si me pagaran por besarlo, me haría millonaria. Creo que me sería imposible cansarme de esos labios, y esa lengua que no desaprovecha ni un segundo antes de tomar mi boca.

Agradece que tengas conciencia, y lo que tome sea tu boca y no peste.

Ignoro ese comentario. Sigo besando al precioso chico que hay bajo mi cuerpo. Por mi posición, puedo sentir un "tercer miembro" en este beso que está, ¿cómo decir? Tomando forma. Esa es mi señal para detenerme. Él protesta.

30 Días Donde viven las historias. Descúbrelo ahora