CAPÍTULO EXTRA. R.D.E. BLOG'S

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¡Hola a Todxs lxs Seguidorxs de este Blog en Wattpad! ¿Qué tal andan sus vidas? Por aquí reportándose su querido (sé que me aman) R.D.E.

Hoy tengo algo diferente que escribir. Saben que siempre hago algunas especies de reportajes, secciones fotográficas, sin embargo, hoy vengo a contarles una anécdota personal.

Ya hace varios días que no pasaba por acá, y la razón tiene nombre y apellido. Y sí, es una chica. Fans queridas, siempre estarán en mi corazón, pero este chico de acá es libre amores.

Y es que ella es indescriptible.

A pesar de que no tiene ni idea, aún recuerdo cómo si fuera ayer el día que la conocí, cuando tenía 17 años.

Mi vida en el mundo complicado de la juventud ya estaba avanzada, pero siempre he sido raro. Ese día, mi primo me había invitado a su campamento y por mala suerte para mí, hubo una fiesta de disfraces. No me malinterpreten, siempre iba a fiestas, pero no estaba muy dispuesto esa vez. Ni tan siquiera se encontraba mi mejor amigo conmigo.

Por más que intenté convencer a mi primo de que me dejara en paz leyendo, me arrastró técnicamente hacia esa estúpida fiesta, con el pretexto de presentarme a una lectora.

La primera vez que escuché su voz se reproduce en mi mente como si hubiese sido apenas ayer:

¡Eres un canalla Jean! Llevo cuatro horas esperándote sucio muggle sinvergüenza. ¡Me tenías abandonada! Estúpido, ¡los orcos tienen miedo de que tú seas más feo!

Una chica disfrazada de Gatubella atacaba con insultos literarios a mi primo, dándome la espalda. Y yo no pude evitar estallar en carcajadas, que se vieron interrumpidas cuando se viró a verme.

¿Y tu eres?

Mi cerebro no podía contestar su pregunta. Era como si todo se hubiera paralizado en mi. Era como si ella hubiera pausado mi existencia.

A pesar del disfraz, vi a la chica que ocultaba. Una preciosa joven de mi edad, con cabello castaño y unos sorprendentes ojos grises que me miraban con curiosidad.

Me sentí estúpido, porque mi voz no se conectaba con mi mente. Ni tan siquiera sabía su nombre pero estaba convencido de que ya me encantaba. Parecía una novela de esas cursis románticas donde el amor a primera vista surge. Solo que normalmente era al revés, era la chica la que se rendía a los pies de su amado.

Soy Christian. Que diga, Brian. Bueno, Christian Brian.

Conseguí responder sin titubear. Sí, mi primer nombre era Christian, pero siempre he detestado que me llamen así. De hecho, había inventado un apodo para evitar que mencionaran mi nombre. Sin embargo cuando ella dijo Ok, Christian, eres raro no me vi con las facultades necesarias como para corregirla.

Mi primo había desaparecido y me había dejado solo con ella. No fue difícil romper el hielo y empezar una conversación, en la cual descubrí algo.

¡No solo era guapa, esa chica era fenomenal!

Se desenvolvía con una facilidad sorprendente. Vale, a lo mejor era culpa del alcohol que había ingerido, pero hablaba sin penas ni miedos. Era inteligente, lectora, preciosa. Y me traía como un bobo atrás de ella.

Era como si la noche hubiese sido solo para ambos. Bailamos, conversamos, tomamos, e incluso, terminamos basándonos. Todo era perfecto. Y ocurrieron otros hechos que voy a omitir.

Al otro día, no supe nada más de esa chica, pero le agradecía a mi mente el no haber borrado los recuerdos por el alcohol. No pregunté por ella a mi primo, preferí dejarlo así, como la noche en la que había caído en el encanto de una hermosa joven que siempre estaría en mi corazón.

Pero entonces, hace 10 días, después de estos años, el destino me hizo verla de nuevo.

Ella no me recuerda, está claro que la bebida sí le hizo una mala jugada. Pero yo, si acaso no la podía reconocer, me quedé perdido en sus ojos.

Tuve que usar cada pizca de mi autocontrol para no cometer una locura y mantener mi pose despreocupada. ¡Pero era ella!

Lucía aún más hermosa que la última vez, ahora sin un disfraz. Se veía segura de sí misma, altiva e independiente. Y me bastó ver que se dirigía hacia la biblioteca del sitio para saber que continuaba siendo una gran lectora.

Y esta vez actué distinto. No la dejé ir como antes. Aunque también he sido un poco gilipollas, lo admito. ¡Pero me saca de mis casillas! Si supiera todo lo que me hace sentir, tal vez se burlaria de mi.

Ayer la llevé a salir. Parecía un idiota. Jamás me había comportado así para pedirle una cita a nadie. Jamás los nervios me tenían tan traicionado. Todo se sentía tan diferente... tan especial. Aún no le he dicho que ya la conozco, no pretendo decirlo.

Pero algo me había dejado claro, y es que una mirada puede cambiarte la vida, un latido puede acelerar los tuyos y unos labios pueden poseerte desde el preciso instante en que los sientes.

He cometido tantos errores en el pasado, que no me extrañaría perderla, pero os juro que voy a luchar por esa chica hasta mi último recurso. Aún si continúo siendo tan estúpido con ella, sé que su corazón siente algo por mí, porque no hay forma de que sea solo yo quien sienta esto.

Y si tengo que inventar una máquina del tiempo para corregir mis errores, lo haré. Ella lo merece.

Hasta una próxima aventura queridxs seguidorxs. Me vendría muy bien escuchar sus consejos.

30 Días Donde viven las historias. Descúbrelo ahora