DÍA VEINTE

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Te contaré algo: El pasado que no lograste cerrar, siempre regresa.

-Oye Alicia, te acompaño hoy-me dice Lorena cuando termina de desayunar.

-Vale-mastico mi comida-. En cinco minutos salimos.

Termino rápido mi desayuno y subo a recoger mis cosas. Me miro en el espejo. Estoy cansada, ayer fue un día largo, pero estoy feliz. ¿Quién sabe y el cambio que da mi vida no es tan malo? Hay que tener esperanza, ¿verdad?

-Lorena, de casualidad....-estoy parada para bajar las escaleras cuando mi teléfono suena, interrumpiendome.

Solo 10 días para el gran día.

¿Qué carajo? Mi mente recuerda hace cinco días cuando recibí un mensaje de un desconocido. ¿Quién eres?

-Hey, ¿todo bien?-me pregunta Monroe desde abajo.

-Eh.. sí, te decía que...-ya estoy bajando las escaleras cuando el celular vuelve a interrumpirme.

Ten un lindo día, niña hermosa.

Mi respiración inmediatamente se vuelve errática. Siento como si las paredes a mi alrededor se cerraran y los recuerdos apuñalan mi mente.

<<-Descansa, niña hermosa>>

Esto no puede estar pasando...

<<-¡Cuidado niña hermosa!>>

Es imposible ... él.... no... mucha coincidencia...

<<Recuerda niña hermosa, ¿cuál siempre será tu muñequito favorito?

¡Scooby Doo!contesto feliz, porque me aprendí la respuesta.

¿Por qué mi niña hermosa?

Porque es el único que enseña que los verdaderos monstruos, son los humanosrespondo antes de lanzarme en el césped.

¡Ryan! ¡¿Cómo se te ocurre enseñarle eso?! ¡Es solo una niña!

Mientras más temprano sepa la verdad, más lista estará para la vida. ¿A qué sí, mi niña hermosa?

Sí papá. >>

Ese recuerdo, el grito de Lorena y los golpes, es lo último que siento antes de que todo se vuelva negro.

***
Mi cabeza duele en extremo. A penas logro abrir un poco mis ojos. ¿Dónde estoy?

Con esfuerzo sobrehumano, adapto mi vista al lugar. Reconozco las paredes de ese azul tan claro. Estoy en la enfermería de la facultad. Vine aquí hace unos meses por una receta. ¿Que hago acá? ¿Y porqué me duele todo el cuerpo?

Intento recordar lo que pasó, pero nada. Mi mente tiene en blanco la forma en que llegué a acá o lo que ocurrió antes.

Y todo está tan iluminado, pero afuera tan oscuro... un momento... ¿ya es de noche? No es posible.

Me fijo en que a mi lado hay una figura humana durmiendo en una silla, pero acomodado de tal forma que parece un nudo. Lo muevo un poco, y se deja ver su inconfundible y precioso cabello.

-¿Christian? ¿Qué haces aquí? Aunque la pregunta más bien es, ¿qué hago aquí?-lo interrogo en cuanto comienza a abrir los ojos.

Su expresión denota claro cansancio y ganas de matar a alguien. Y cuando cae en que he despertado, un poco de preocupación.

-Buenas noches para ti también-dice, bostezando y moviéndose su cabello.

Ay, él es tan guapo.

30 Días Donde viven las historias. Descúbrelo ahora