DÍA CINCO

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El príncipe y la princesa se besan furtivamente, pero terminan de rey y reina. ¿Qué pasará si el beso furtivo ocurre entre dos seres sin título?

Dolor. Esa es la primera palabra que pienso al abrir los ojos. Mi cabeza quiere estallar. Me cuesta un poco de trabajo darme cuenta de dónde me encuentro.

Me quedé dormida en la biblioteca. Reviso el teléfono, son las 7 de la mañana. Apenas he dormido una hora.

Al frente de mi, tengo como siete libros que fui eligiendo al azar para ver con cuál me lograba dormir; After, Cumbres Borrascosas, Corazón, Orgullo y Perjuicio, Mujercitas, El Principito, para acabar durmiendome leyendo El Código de DaVinci.

Me apoyo la cabeza entre las manos. Me siento verdaderamente mal. Con pasos zombies camino hacia la sala. Parece que casi todos están durmiendo aún, porque los cojines se ven llenos, pero me siento muy mal como para calcular.

Sigo caminando y llego a una puerta donde escucho voces.

- Lo sé bro, pero te juro que me sentí distinto. No es lo mismo que las otras veces- reconozco la voz de Christian.

- Hey, a lo mejor esta te parece mejor, pero recuerda que no te puedes echar para atrás. Es tu último golpe. Cerrarás con broche de oro tu apodo, R.D.E- le dice Richard.

- Sí, además, a lo mejor es solo una bobería sin importancia- aparece Matthew en la conversación. Pero no me interesa oír más a escondidas, necesito la pastilla ahora.

Cuando me aparezco tambaleando en la puerta, todos me miran con cara de espanto.

- ¡Alicia!¿Cuánto tiempo llevas ahí?- dice Christian muy...¿asustado?

- Yo me acabo de parar...¿alguno de ustedes tiene alguna pastilla para calmar el dolor de cabeza? Siento que exploto- me acerco temblando de dolor a la mesa.

Nunca había sentido algo parecido.

- ¿Estás bien?- pregunta Richard.

- Yo...

Lo próximo que hago es frenarme, no puedo caminar más. Miro a Christian, quien como si entendiera la señal se manda a correr hacia mí. Y cuando lo veo cerca, no aguanto más y me desmayo. Lo último que siento es su voz y unos brazos envolviendo mi cuerpo.

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- Doctor, ¿se pondrá bien?- pregunta Christian, quien suena preocupado.

- Sí. Según ustedes, a penas durmió anoche y a lo mejor estaba muy estresada o algo. No es nada grave. Solo necesita dormir un par de horas.

- Gracias a Dios. Nos llevamos un buen susto. Estaba tan blanca que parecía muerta- interviene la voz de Lorena.

Sé que están hablando de mi, pero no puedo abrir los ojos ni pronunciar media palabra.

- Bien, ahora, acomodenla bien en algún lugar y dejenla descansar. Hasta luego muchachos.

- Gracias por todo Doctor Green- interviene la voz de Matthew.

- Para nada. Ross, por favor dile a tu hermana que llame a casa, Linda está muy triste porque no se preocupa por su existencia.

- No te preocupes papá. Ya le diré a Mónica que llame a mamá.

- Bien.

- ¿Entonces? ¿Dónde la van a acomodar?- aparece Penélope.

- En mi dormitorio, allí estará cómoda y sin interrupciones- responde Christian.

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