DÍA VEINTIUNO

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Tal vez si en este punto, hubiera huido, todo fuera diferente.

Me he pasado el día en las nubes. No es para menos, ¿verdad? Creo que he reaccionado a todo en estado de shock.

No entiendo lo de las drogas en mi, ni tampoco que relación tiene Christian con ellas. Pero me aterra más la posibilidad de que mi padre esté detrás de esos mensajes. Me asusta el recordar lo que hizo y saber que tal vez, yo sea su próximo objetivo.

El techo de mi habitación luce infinito, inalcanzable. Tal como mi tranquilidad.

Pero no lo es. Solo debes esforzarte un poco, estirarte y subir lo necesario para alcanzarlo.

Tomaré eso como una explicación con doble sentido. Acostada no voy a resolver mi caos mental. Soy fuerte, puedo hacerlo. Bien, ahí vamos.

Paso 1: Exigir explicaciones. Y es que Christian me debe unas cuántas. Además, tal vez ya halla conseguido información de mi padre, lo que complementa el Paso 2.

Salgo de la habitación para chocar (bien fuerte) con la frente de Lorena.

-¡Auch!-dice ella-. ¡Ajá, sabía que ibas a salir!-y me mira acusándome.

-Ya, y yo no sabía que ahora salir era ilegal-le respondo frunciendo el ceño.

-¡Sí es ilegal cuando vas a averiguar algo y me dejas a mi!-me señala con el dedo en un intento de lucir amenazadora, cuando en realidad, parece una niña teniendo una pataleta-. Vamos.

Esta chica me cae tan bien, pero a la vez es un poco entrometida.

-Si, eh... yo creo que no. Yo iré y tú te quedas. Fácil -le digo y doy media vuelta.

Obviamente ella me sigue. Genial. Ahora Lorena es mi asistente personal. Yo soy Sherlock Holmes y ella mi Watson (literal, porque se apellida así).

No intercambiamos palabra en el camino. Prefiero pensar en qué decir cuando lo tenga enfrente, y no tengo ni puta idea de qué haré.

Miro la puerta principal y está abierta y vacía. ¿Dónde está Grumpy? Aún a unos metros, escondidas tras unos arbustos, busco a Grump y lo encuentro charlando con una mujer. Sonriendo. Aww, ¡Grumpy tiene novia! Pues aprovechemonos de esto.

Le hago seña a Lore y sigilosamente entramos a la Mansión. Y una vez más, todo desierto. ¿Tan tarde y ni un solo roba suspiros acá? Esto es raro.

-¿Dónde están todos?-pregunta Monroe, obviamente pensando lo mismo que yo.

-Sigueme Watson-y comenzamos a caminar por la hectárea de pasillo.

Pasamos junto a sus quinientas habitaciones con juegos, sitios de estudio, mi amada biblioteca (sí, la declaré mía oficialmente, bajo la autoridad del Ministerio de Magia) y un espacio de computación. Ya llegando al final, hay una sola puerta, que nunca recuerdo haber visto abierta. Acerco mi oído y siento una música muy baja de adentro. ¿Qué esconden aquí?

Me llevo un dedo a la boca, indicándole a Lorena que haga silencio y abro lentamente la puerta, a penas una rendija necesaria para ver. Adentro, están efectivamente todos los chicos de la Mansión. Lo que me sorprende, es el hecho que parecen metidos en una escuela a lo High School Musical.

Todos bailan (con bastante estilo y toque sexy, debo admitir) Smooth Criminal de Michael Jackson. Quién diría que los moja bragas tendrían tan buen gusto.

Localizo a Christian, que se encuentra siguiendo el paso de baile, riendo. Luce tan joven por un segundo, sin embargo, al profundizar en su expresión, denota cansancio. ¿Te ocurre algo príncipe?

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