DÍA VEINTIOCHO

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Un poco de caos y adrenalina no dañan a nadie.

Me arreglo lo más rápido que puedo. La incertidumbre de porqué Christian me mentiría, hace que todo rastro de sueño o cansancio desaparezca.

¿Fiesta? ¿Qué esconde? Si no me quería llevar a la fiesta con él, lo entendía, está con sus amistades y a lo mejor quería pasar un tiempo solo con ellos ...

Vale, no lo hubiese entendido. Me hubiera enojado un poquito probablemente (poquito = bastante).¡Pero era mejor enterarme por él que por Mónica!

Ni siquiera me maquillo demasiado, bien dicen que cuando se es bella de naturaleza el maquillaje está de más. Y no, no tengo abuela, pero tengo un espejo y un novio modelo y con esto me basta para saber de mis cualidades femeninas.

Salgo sin cuidarme de no hacer ruido, no creo que a nadie le importe. Ya afuera, Mónica espera recostada contra un carro y con Lorena a su lado.

-Vaya tía, desearía tener tu capacidad de arreglarme tan rápido y tan bien-me halaga Monroe, pero no sé a qué se refiere, ambas lucen estupendas.

Sin decir palabra, subo al asiento de copiloto y Lorena se sienta atrás.

-Bueno, pues a patear unos traseros -dice Mónica mientras conduce.

Luego de recibir su mensaje, decidí llamarla para que me explicara. En un corto resumen, me dijo que escuchó a su hermano salir "a escondidas" y le extrañó bastante. No pudo volverse a dormir y se entretuvo revisando las redes hasta que encontró un perfil de un viejo amigo.

Recién publicaba un post con "#FiestaLatina" y en el fondo se veía buena fiesta. ¿Y quiénes estaban en la foto? Oh sí, nuestro trío de oro: Ross, Christian y Richard.

Y entonces, ahora nos vamos a la fiesta. Después de todo, es un evento público y tenemos derecho a disfrutar, ¿verdad?

-Yo creo que la pasaremos genial -comenta Lore desde atrás-. He escuchado que las fiestas latinas son una pasada. La música a tope, que insinúa de todo menos lo que se hace con ropa puesta -sube y baja las cejas de forma cómica, haciéndome reír.

-Tengo una PlayList que confirma tus palabras-le respondo-. Los latinos son definitivamente locos, y bueno, lo loco es lo más cool.

Las tres reímos de acuerdo. He escuchado que en LATAM hay millones de problemas, pero no se debe negar que la hermandad que emanan esos pueblos es bastante genial.

Al rato, las luces en el cielo me delatan que estamos llegando. Vaya, estos ricos de mierda se toman en serio su idea de fiesta. Mientras más nos acercamos, el sonido de la música llega a mis oídos, hasta que finalmente estamos aquí.

Es como un lugar abierto, calculo que hay más de 100 personas. Y al fondo, hay una especie de club, que Mónica señala.

-Los chicos deben estar allí -grita, y así todo a penas consigo entenderla-. Es como la Zona VIP, síganme.

Tomo a Lorena del brazo para que no se nos pierda y la sigo. Este lugar está lleno de locos. En una esquina, están jugando a demoler con bates electrodomésticos.

Cosas de ricos que jamás entenderíamos.

No, eso no es cosa de ricos. Eso es cosa de gilipollas. ¡Si no quieres el súper pantalla plana, regaláselo a alguien!

Damos varios tropezones, pero logramos llegar. Mónica le susurra algo al custodio y este nos deja entrar. Va, eso fue sencillo.

Definitivamente esto es VIP. Hay muchas menos personas, y es más tranquilo aunque tenga la misma música de afuera. Tomo a las tres chicas de la mano y nos aparto un poco.

30 Días Donde viven las historias. Descúbrelo ahora