DÍA CUATRO

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¿Por qué no aprendimos con Caperucita? ¿Por qué siempre entraremos por el camino del lobo?

Si me pinchan, no echo sangre. Estoy histérica y paranoica caminando de aquí para allá.

Son las 8y45pm. No me puedo creer que verdaderamente vaya a ir a esa pijamada. Debería fugarme de la universidad. Respira Alicia.

Lo único bueno aquí, es que todas están peor que yo. Desde las 7 estamos listas para ir. Jeje, el poder de los nervios. Lorena está dando saltitos al lado de la puerta. Penélope sube y baja de su habitación con una ropa distinta cada cinco minutos.

Hablando de ropas, todas estas van para la Gala Met, vestidas con sus mejores prendas. Yo me tomé en serio lo de pijamada y voy cómoda. Con mis botas esponjosas de navidad. Aclaración, no tienen nada navideño, no me veo ridícula.

Las 8y50. Todas salimos camino hacia la mansión, la mayoría sin uñas. Voy al frente. No es que a Penélope le de mucha gracia, pero el guardaespaldas y yo ya nos conocemos. Incluso, creo que le estoy cogiendo cariodio. Uy, tengo que dejar de andar con Lorena urgente.

- Hola Grumpy -le digo ya al frente de la Mansión embrujada. Bueno, más bien la Mansión donde viven los hechiceros.

- Hola señorita Scott. ¿Podría no llamarme Grumpy? -me dice, suena bien, pero su cara muestra odio.

- Claro que sí, cuando dejes de serlo- y sonrío para entrar.

Ya me había preparado para ver la reacción de las chicas cuando entraran a la sala.

Pero ni en mil años me había preparado para esto.

Al entrar, el diseño normal está totalmente diferente. La sala está llena de cojines, palomitas y sodas. Estos chicos sí que saben organizar fiesta. Pero bueno, estoy segura de que soy la única en notar esos detalles.

Porque alante de nosotras, reunidos en grupo, están los chicos Ken, todos vestidos con pulovers sueltos, pantalones holgados, descalzos, pelo desordenado. Todo lo que implica despreocupación en un chico. Y que no se si en todos, pero en ellos se ve jodidamente atractivo.

Y para darle el toque final, están todos riéndose de alguna broma, que los hace lucir mejor aún.

Me viro hacia el grupo de chicas. Todas, y cuando digo todas, es todas, están así:
·o·

Con la boca abierta. El 90 por ciento soltando baba, el otro 10 por ciento, ya se quedó seco.

Les hago todo tipo de señas, pero que va, están en coma. ¡Chicas, reaccionen!

- Bienvenidas- dice Matthew caminando hacia nosotras. Adiós a la posibilidad de hacerlas reaccionar. - La pasaremos muy bien- y nos da una sonrisa natural y deslumbrante.

Miro de reojo a las chicas. Por suerte no me encuentro una montaña humana de desmayadas.

- Em, Matthew, ¿podríamos pasar a algún lugar en privado un momento- le pido. Necesito hablar con ellas.

- Claro, al fondo está la biblioteca, pero bueno, eso ya tu lo sabes- Christian debe de haberles contado todo lo que hayamos hablado. Y quien sabe cuantos inventos.

- Gracias.

Empujo al tumulto de hormonas junto a sus dueñas de camino a la biblioteca. Para empeorar mi
situación, todos los chicos nos van saludando mientras pasamos por su lado.

Entonces me doy cuenta de que no se han metido conmigo. Y efectivamente, Christian no está en el grupo. Que raro...

- Bien- cierro las puertas de la biblioteca, aunque si ellos quieren nos pueden ver, de seguro este sitio tiene cámaras en todas partes.- ¿En que diablos estaban pensando cuando se quedaron como zombies ahí paradas?

30 Días Donde viven las historias. Descúbrelo ahora