DÍA CATORCE

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Haber bebido y esperar no tener resaca después no fue muy Rockstar de mi parte.

¿Cuál es la definición de muerte? El dolor de cabeza que tengo en este momento. Joder, nunca más voy a volver a beber.

Me remuevo incómoda en la cama. Malamente consigo abrir los ojos para mirar el reloj que hay en la mesita de noche. Son las 3a.m. Agh, es qué a caso la resaca no pudo haber aguantado un poco más.

Con la fuerza digna de Aquiles, me levanto y casi arrastro mi pobre alma en pena hasta la puerta.

Mierda, sigue cerrada. Ilusa que fui al creer que la pudo haber abierto mientras dormía. ¿Y ahora qué me hago yo?

Busco el celular en la habitación y entonces caigo en cuenta de que lo deje en la biblioteca. Oh rayos, voy a morir aquí.

Me siento en una esquina de la cama. Entonces, veo en la mesita de noche y me encuentro con el cuadro que vi la última vez.

Una imagen de un Christian un poco más joven y su madre al lado. Ambos sonríen, y son sonrisas genuinas. Y eso me confunde. La versión que Christian me dio de su relación con su madre, no concuerda con lo que muestra esta foto.

Me acerco y la tomo en mis manos. O eso intento, porque al levantarla el cuadro se desarma.

- Oh no, mierda- me susurro a mi misma. Para mi fortuna (algo bastante raro por estos días), el cuadro no se rompió, sencillamente estaba abierto.

Tomo la foto en mis manos y me percato de que está doblada. Al desdoblarla, entiendo todo.

Al lado de Christian, sale una señora, que se ve mayor pero muy bien conservada y tiene una sonrisa muy encantadora. Ella debe de ser su abuela.

Y es que por eso él se veía tan feliz. De hecho, ahora con la fotografía completa, me doy cuenta de que él estaba alejado de su madre y más cercano a la señora.

Viro la foto y leo una nota en la parte trasera:

¿A qué es preciosa la foto? ¡Sin dudas la más linda que tenemos los tres juntos! Oh Brian, si pusieras más de tu parte y pudiera haber más como esta más seguido. Soy tu nonna y sabes que te defiendo a muerte, pero lo que hiciste hoy no estuvo bien. Piénsalo querido. ¡Y no se te ocurra botar la foto!

En la esquina del papel, con una letra que reconozco como la de Christian, sale:

Última foto con la nonna.

Oh.

Miro la imagen por última vez y la arreglo en su respectivo cuadro. Me da lástima con su nonna, pero cuando salga de esta habitación, voy a matar a su preciado nieto.

¿Qué voy a hacer?

Doy vueltas por el dormitorio y miro al pequeño balcón. Me pregunto si...

Abro la puerta y me paro en él. No está muy alto, pero si me caigo no hago el cuento. Justo al lado, hay un muro.

Para cualquier persona atlética, sería pan comido bajar por ahí. Para mi, torpe, sería comerme diez paellas en diez minutos. Por suerte siempre tengo bastante hambre.

Analizo mis posibilidades:

1- Quedarme en la habitación y suicidarme por el dolor de cabeza.

2- Intentar bajar por el muro y sufrir una terrible muerte por una caída.

3- Intentar bajar por el muro y sobrevivir para matar a Christian.

Bien, la tres es la que más me agrada.

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