Pocahontas

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Capítulo 14.

No se lo podría creer. Le había regalado un pijama… Un pijama de Pocahontas… Si hubiese sido un atrevido ”baby doll” se lo habría devuelto… Pero no… no era nada de eso… Era un ”inocente” conjunto de dos piezas en diversos tonos de rojo con las imágenes de ”Pocahontas” y el “capitán Smith” sonrientes… Tan inocente, que era idéntico al que le había enviado a Natalia por su cumpleaños… Pero no era el cumpleaños de ella y no tenía por qué regalarle nada…
No sabía si indignarse o darle las gracias… No había motivo para ofenderse, salvo que le había regalado ”ropa de dormir…” y eso en sí mismo era un atrevimiento por su parte, pero no era un conjunto ”sexy” ni nada que pudiese molestarle…
”Pero es un pijama… Si tu papá supiera que has aceptado que un hombre te regale un pijama se escandalizaría… Claro que tu papá tiene la mentalidad de dos siglos atrás… Eso hoy en día no es motivo de escándalo y menos si es un regalo que se considera apropiado para una niña…
De todos modos no debo permitirlo, porque empieza así y mañana me envía un conjunto de seda transparente, de color negro, con un tanga a juego y una nota que dice que quiere vérmelo puesto…”
Curiosamente Betty ya podía visualizar en su mente el conjunto: de seda, bien escotado, muy corto, dejando al descubierto sus piernas y sus muslos y completamente transparente y a ella misma luciéndolo seductora ante un Armando cardíaco… Tan vívida fue la imagen que empezó a imaginar lo que le diría y lo que haría si él le hubiese hecho tal regalo.
”No se crea que le voy a aceptar ese regalo, doctor… Ni loca me pondría algo así…”
Pero acto seguido se vio de nuevo que vestida con el baby doll de seda transparente, provocándolo con la mirada y el movimiento de su cuerpo.

”Se te está yendo la olla, Betty… Estás pensando lo que le vas a responder cuando te haga un regalo que nunca se atreverá a hacerte pero al mismo tiempo estás deseando que te lo regale para ponértelo y seducirlo… Mejor regresa a la realidad y concéntrate en lo que le vas a decir de verdad respecto al pijama de Pocahontas…”
Decidió escribirle un mensaje esa misma noche para que él pudiera leerlo al día siguiente cuando llegara al trabajo. Entró en el servidor de correo y buscó el último e-mail recibido de él, lo abrió, pulsó la opción de ”responder”, borró todo lo que estaba escrito y empezó a escribir el nuevo mensaje.

”Doctor,
No es mi cumpleaños y no tenía que mandarme ningún regalo…”

Arrugó la nariz al leer lo que había escrito y lo borró todo, excepto la primera palabra, y se dispuso a escribir de nuevo:

”Doctor,
Natalia recibió su regalo y le gustó mucho, pero no tenía que mandarme nada a mí, no es mi cumpleaños…”

Detuvo la escritura e hizo una mueca con los labios. Tampoco le gustaba ese mensaje…
De repente, un sonido le alertó de que había entrado un nuevo e-mail. Dirigió su mirada hacia el extremo inferior derecho de la pantalla de su computadora y leyó el nombre del remitente: ”Armando Mendoza”

Con un gesto de fastidio, pensó: ”Vaya, ahora también me escribe mensajes fuera de las horas de oficina.”
Para nada pensó en que ella estaba haciendo exactamente lo mismo en ese instante.
Con impaciencia, se dirigió a la bandeja de entrada del correo y abrió el mensaje de él. Contenía sólo una pregunta:

“De: Armando Mendoza
A: Beatriz Pinzón

¿Le gustó el regalo?”

¡Vaya!, él ya sabía que lo había recibido. Seguramente Luis le había escrito dándole las gracias por el regalo que le mandó a la niña… Decidida, hizo “clic” en la opción ”responder” y le escribió también un escueto mensaje:

De: Beatriz Pinzón
A: Armando Mendoza
El pijama es muy bonito, pero usted no debería regalarme nada.”

Sí, eso era lo apropiado. No podía decirle que no le había gustado porque sería mentira, pero al mismo tiempo le reprochaba su gesto y le indicaba que no era apropiado. Tan sólo un minuto más tarde le llegó su respuesta:

Las cartas sobre la mesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora