Capítulo 24.
Se vistieron precipitadamente al darse cuenta de que estaba a punto de finalizar el recorrido y que irremediablemente deberían bajarse de la cabina.
Cuando estuvieron vestidos, Armando la rodeó con un brazo y la atrajo hacia sí dándole un cálido beso en la mejilla. Betty toda avergonzada intentó separarse de él, pero Armando no lo permitió. La muchacha mantuvo la vista baja y los ojos se le humedecieron con rapidez avergonzada de sí misma, tanto por el lugar donde estaban como porque había vuelto a sucumbir al deseo con ese hombre.
Armando percibe su reacción y le toma la cara entre sus manos.
Armando: Betty, mírame… –pide con una dulce suavidad.
Ella no puede y su mirada continúa rehuyendo los ojos de él.
Armando: Cariño, por favor, mírame… –susurra medio ronco.
Algo en aquel tono de voz, algo en aquel contacto de los dedos masculinos en sus mejillas hizo que ella posara sus ojos sobre las oscuras pupilas de Armando, y lo que allí vio la dejó sin respiración por unos segundos.
Armando: Te amo –musitó con tanta intensidad que generó un escalofrío en el cuerpo de Betty-. Te amo, mi dulce niña.
No sabía si creerle. Había estado diciéndose a sí misma durante muchos meses que no podía creer nada de lo que él le dijera. Además, la decepción por el cruel engaño aún le hacía daño, aún estaba presente. A pesar de todo, sintió una sensación de calidez tan fuerte en el pecho que alivió la tensión del momento.
Betty: ¡Qué vergüenza, doctor! –le dijo casi en un susurro mientras escondía la cara en el pecho de él que la acogió enternecido.
Armando: No tienes de qué avergonzarte, ¿sabes? –le dijo al oído-. Admito que no es el lugar más adecuado, pero lo deseábamos tanto que no pudimos contenernos.
A continuación Armando dio un suspiro muy largo.
Armando: ¡Santo cielo! ¡Ha sido fantástico! –no pudo evitar exclamar-. ¿A ti también te lo ha aparecido?
Betty pudo sentir cómo se ruborizaba de pies a cabeza. Menos mal que la oscuridad de la noche ocultaba su turbación, pero no fue capaz de articular una respuesta coherente. Ante su silencio, él insistió:
Armando: Beatriz… ha sido el momento más mágico de mi vida… el más intenso… ¿Para ti también?
Betty: Sí… -susurró ruborosa- para mí también lo ha sido…
La magia del momento se rompió cuando se vieron obligados a descender de la cabina y se dirigieron presurosos a la sala de juegos donde los estaban esperando los niños, que al verlos se acercaron a ellos corriendo y haciendo movimientos rápidos con los brazos.Natalia: ¡Betty! ¡Armando! ¡Hemos ganado! ¡Hemos ganado!
Armando: ¿De verdad?
Tony: ¡De verdad! ¡Podremos volver con nuestros papás cuando queramos…!
Natalia: ¡Nos van a dar una suite en el mismo hotel en el que estamos! ¡Lo dice en este papel! –exclamó entusiasmada la niña agitando un sobre grande con la mano.
Betty: A ver, déjame ver…
Tony: El segundo premio son sólo las entradas al parque para cuatro personas, pero nosotros ganamos el primero… ¡EL PRIMERO! Y nos dan también el hotel…
Durante un rato no hablaron de otra cosa que del premio. La emoción de la noticia hace que a los niños les pase totalmente desapercibida la actitud y el comportamiento de Armando y Betty que son muy diferentes de los que mostraban hace tan sólo una hora. Decidieron llamar por teléfono a sus papás para darles la buena noticia y los dos pequeños hablaron con ellos tan precipitadamente, que al final tuvo que ponerse Betty para explicarles con más claridad lo sucedido.
Betty: Sí, es cierto. Han ganado el primer premio. ¡Están eufóricos! ¡Y a ustedes les va a tocar traerlos de nuevo a Disney!
Luis: Eso no es problema… Si nos pagan los gastos… ¿Qué tal están tú y Armando? ¿Se reconciliaron?
Betty: -Ruborizándose- En… en otro momento hablamos de eso…
Luis: -Preocupado por el tono de ella- ¿Ocurre algo?
Betty: Nada… nada… grave… -Queriendo evitar que Luis le siga preguntando- ¿Quieres hablar con Armando?
Luis: Sí, pásamelo…
Betty le pasa el celular a Armando y le dice:
Betty: Luis quiere hablar contigo.
Cuando Armando toma el celular de su mano aprovecha para acariciársela y dedicarle una sonrisa tierna.
Armando: ¿Aló? ¿Luis?
Luis: ¡Hola, Armando! ¿Cómo estás?
Armando: -Riendo- No tan bien como tú…
Luis: Pues pareces muy contento… En cambio a Betty la hallé… rara…
Armando sabía lo que le pasaba a Betty pero no iba a contárselo a Luis de ningún modo, así que se salió por la tangente.
Armando: Debe ser por la emoción del premio que ganaron los chinos…
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Las cartas sobre la mesa
FanficNO ES MÍA LA HISTORIA!!! :) Betty encuentra la carta siniestra de Mario Calderón. ¿Qué hará Betty? ¿Betty se irá? ¿Le dirá a Armando que ella lo sabe todo? Esto y muchas cosas más lo averiguaremos Historia creada por: Cata:)