Villains

Capítulo 11. Clanes.

Capítulo 11

Clanes

Cuando era pequeña una vez encontré un libro, ahora no me acuerdo con exactitud de la portada, de lo que si me acuerdo es de la impresión que tuve en ese momento, los colores me gustaban y puede que tanta letra junta no fuese capaz de leerlo, tenía menos de diez años, todas aquellas letras me parecieron aburridas y solo fui a buscar las imágenes. Me acuerdo, vi un par en forma de mariposas de un curioso color celeste.

¿Curioso por qué razón? Es simple, desde que nací nosotros estamos clasificados a los colores oscuros y de tonos azulados, nunca a tonos mucho más claros o intensos que usásemos para llamar la atención, había visto muchos tonos de azules cada uno diferente al otro de alguna forma, pero nunca antes lo había visto en ese color, solo en unos, aquellos que solían atormentar nuestras pesadillas, el color que representaba a los Villains. Aún ahora no soy capaz de creer esto, ni de lo que ha ocurrido hasta ahora, absolutamente todo lo veo como un sueño, un mal sueño y que en cualquier momento despertaré en mi lujosa cama para empezar un nuevo día lleno de comodidades.

Ahora mi vida sería como una de las hojas de un libro, un libro que empieza siendo nuevo y en el que los años van transcurriendo hasta que llega un momento en el que ya no hace falta e intentan quemarlo o tirarlo.

Y entonces cae el agua. Choca contra mi piel, agua fría, helada.

Al abrir los ojos le veo primero a él, con sus ojos dorados chispeantes y con una gran sonrisa en su estúpido rostro, tras él se encuentra Jasper con un rostro preocupado y molesto a la vez, molesto por Eudan, seguramente...

No entiendo absolutamente nada, lo único que son capaces de detectar mis ojos son Eudan y el cubo vacío en el que antes estaba el agua helada, aprieto los dientes.

— ¡Buenos días princesa! Espero que esta mañana sea de tu agrado —dice con esa sonrisa, que ganas de darle un puñetazo en esos perfectos dientes. Me pongo en pie abrazándome a mí misma, comienzo a tiritar de frío, entonces su mirada cambia y vuelve a ser la asqueada—. Tienes cinco minutos para darte una ducha, vestirte e intentar borrar esa cara de idiota ¡Vamos!

Da un portazo al salir, de nuevo Jasper me dedica una sonrisa compasiva, al parecer se esperaba algo como esto. A regañadientes me pongo en pie y me dirijo hacia el baño. Al cerrar la puerta tras de mí suelto un suspiro, en mi mano sostengo la pequeña mochila que me obsequiaron con mi llegada, cojo una muda limpia y la dejo sobre el lavabo. Entonces comienza a caer el agua de ducha, el agua al chocar contra mi piel es calmante, muy refrescante, un cambio de temperaturas. Lavo mi cabello y mi cuerpo con la pastilla de jabón, huele a vainilla seca, todavía tengo que acostumbrarme a los olores comunes.

Nada más salir me pongo la ropa, tiene una cierta similitud con la mía anterior: una camiseta de tirantes de un color pálido y gastado, hasta tiente pequeños agujeros continuos de polillas; una sudadera cuatro tallas mayor a la mía de un color purpura oxidado con botones en el inicio del cuello, junto con dos cordeles negros para ajustar la capucha; y unos pantalones vaqueros oscuros muy desgastados. Por último ate las botas que traje de casa, las ate lo más fuerte posible y metí el dobladillo del vaquero por el interior. En el pequeño espejo sucio del baño intenté desenredarme el cabello, es curioso, desde que volví a tener mi color natural mi cabello había cambiado, antes solía ser estropajoso y rizado, al igual que un mismo estropajo. Aunque ahora es totalmente liso y brillante, como si en todo este tiempo hubiese llevado un cabello diferente, una cabeza diferente. Con los dedos comencé a acomodarme el cabello para recogerlo en una cola alta, entonces mi mano se enreda con el cabello. Por primera vez me doy cuenta de ello, ha estado ahí todo este tiempo, siento nauseas, con fuerza a per del daño que me causo lo quito, el anillo de compromiso que me había obsequiado Arden.