Capitulo 2. El peor cumpleaños.

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Capítulo 2

El peor cumpleaños

Le odio, simplemente le odio, tengo varias razones para odiarle, pero una en principal, es por lo que más le odio. Pero aquello sucedió hace mucho tiempo, aunque en este momento me acuerdo de algo, fue hace un par de años, creo que en el último año de él, antes de tomar la Prueba Individual.

Estaba tomando cola en la fila para recibir mi comida en la cafetería, cuando lo veo pasar por la puerta con sus amigotes, mis manos se aferran con fuerza a la bandeja de plástico. En esos momentos también lo odiaba, pero rezaba para que no me viese en la fila, por el perfil miró en donde se encuentra. Entonces sus ojos azules encuentran los míos.

Le veo sonreír y dirige algunas palabras a sus amigos, en cuestión de segundos me tienen rodeada, debo ignorarlos. Una de las chicas, creo que Livi Winter me da un empujón y me derrama encima el zumo de naranja.

Ellos ríen, pero no me muevo ni pestañeo, es mejor no hacer nada.

Livi entonces gruñe y vuelve a darme un empujón, veo como él está enfrente mía y sonríe con arrogancia; mis uñas se clavan en la bandeja con fuerza mientras Livi sigue dando toques en mi hombro. Entonces hace algo que no esperaba, hoy para comer había sopa de tomate, muy espesa, coge uno de los boles y derrama todo el contenido por mi cabello.

Ahora toda la cafetería ríe con fuerza, noto la mirada de Kinan, mi hermano clavada en mí, está preocupado y con ganas de saltar a ayudarme, pero una vez ya se llevó una buena bronca por ayudarme, no mía, si no de nuestra madre. No lo puedo soportar más, creo que hasta he agujereado la bandeja con la fuerza que la he apretado, entonces tira de mi cabello, chirrío los dientes, ya no puedo más...

Cuando quiero darme cuenta le he golpeado con la bandeja en todo su careto de bulldog, cae un par de metros lejos de mí, abro los ojos de par en par, en verdad no conocía esa fuerza, nunca la había visto.

Livi se pone en pie con la nariz ensangrentada, su mirada está llena de furia, el corrillo de amigos se dispersa y empiezan a gritar: ¡Pelea! ¡Pelea!

Viene corriendo hasta mí dispuesta a lanzarme un puñetazo, lo esquivo y doy un salto hacia atrás hasta quedar encima de la mesa metálica de postres. Ella gruñe e intenta bajarme, no lo consigue, con mis manos me apoyo en sus hombros y doy un salto hacia atrás hasta quedar en su espalda, de una patada la empotro contra la mesa de postres. Se oyen un par de risas, cuando se vuelve tiene restos de tarta de manzana por toda la cara.

Vuelve a lanzarse sobre mí, pero esta vez no lo esquivo y me tira contra el suelo, encima de mi comienza a darme puñetazos por todo el rostro. Noto el sabor a sangre en la boca y corre por debajo de mi nariz. Aprieto las manos hasta que se convierten en puños, de uno de ellos me pongo yo encima y la golpeo con fuerza.

La oigo gritar que pare, puedo notar mis nudillos mezclados de sangre, la suya y la mía. Ya nadie se ríe, sus ojos ya no son divertidos, son asustados, cuando intentó golpearla de nuevo alguien me detiene, no hace falta que me gire para saber quién es.

Me inmoviliza y susurra unas palabras que nunca olvidare:

—Para o verán el rojo —susurro en mi oído poniéndome los pelos de punta.

Muchos no entenderán dichas palabras, pero yo sí, esas palabras por la que me estuvo chantajeando por años. A rastras me sacó de allí, fuera llovía, me arrojo contra el barro, antes de volver dentro, me miró con sorna y poco a poco una sonrisa arrogante fue formándose en sus labios.

—En verdad el rojo te sienta bien y haz el favor de no exponer así tus secretos, inútil.

Miro mi cabello a causa de la sopa de tomate tan espesa se me ha quedado un color rojo, avergonzada miró al suelo; desde ese día ya nadie volvió a dirigirme la palabra por miedo de mi ataques de locura, nadie.

VillainsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora