Capítulo 30
Recuerdos
Cubriéndome el rostro con las manos seguí llorando, todo lo que había acumulado por años acababa de explotar al igual que una bomba porque Arden...Arden...él estaba...muerto...yo lo había matado...solo yo. Aun con las manos temblorosas cerré sus parpados, ya nunca más vería sus ojos azules, entonces me fije que una de sus manos estaba en forma de puño, él hasta el último momento había estado sujetando algo, al abrir la mano lloré con más fuerza, era el anillo.
Lo cogí y volví a colgármelo al cuello.
No noté a Caleb acercase, me había olvidado completamente de él, solo supe de él cuando se colocó enfrente de Arden y mía, su mirada seguía siendo fría, no se había inmutado.
—Al final ha sido un inútil —soltó él.
Abrí los ojos de par en par y miré a Caleb con odio.
— ¡No hables así de él! ¡¿Cómo puedes estar así?! ¡Acabo de matar a tu hijo!
Caleb alzó las cejas y sonrió con malicia al mismo tiempo que su pie le daba un toque a la cabeza de Arden.
—Es sencillo, él nunca fue mi hijo, solo un experimento fallido —me miró por encima del hombro y sus labios formaron una mueca de asco al verme llena de sangre—, lo recogí de la calle cuando tenía tres años, no lleva mi sangre, solo era un muñeco sustituto.
— ¿Un muñeco sustituto? No comprendo cómo puedes hablar así de él. Sé que Arden te apreciaba, era capaz de amar, reír, burlarse, vivir una vida y tú maldito lo llamas muñeco sustituto ¡No tienes derecho!
— ¿Derecho? —dijo él con mofa, camino alrededor nuestro y pisó una de sus manos, mi furia iba en aumento—. Pero querida yo no he sido quien le he matado.
Caleb apretó los labios y dio una patada al cuerpo de Arden. Una voz dentro de mí no paraba de repetirme lo mismo: déjame salir...déjame salir y él lo pagará...deja salir el Don de Mytria...déjalo salir.
—Ni se te ocurra tocarle otra vez —le dije con voz amenazante.
—Impresionante no sabía que eras capaz de poner esa cara, igualita a la de tu padre.
—No lo nombres.
Caleb se apartó cuando por la puerta de la sala entraron varios Ases.
—Tiene su gracia ya que Arden y tu padre comparten algo en común —rio por ello y soltó—, que ambos están muertos.
Grité de furia y un viento a mi favor se alzó, la mirada anonadada de Caleb fue épica, pude ver como con sus labios susurraba que tenía un Don y que aquello era imposible. Aquellas palabras volvieron a resonar en mi cabeza y susurré:
—Te dejo salir...Mytria...
Y mi mundo se apagó, ya no era consciente de mi misma pero al mismo tiempo si lo era, parecía un ser corpóreo como si no tuviese todo el control sobre mi cuerpo.
— ¿Quién eres? No puedes atacarme, aquí soy la persona más poderosa, si me atacas estarás condenada ¡Maldita mestiza! Solo deberías morir ¡Has perdido el control!
—Lo sé. Pero no puedo porque ya sé quién soy, así es, soy una mestiza que sabe a lo que está destinada a hacer. También sé quién eres tú, un horrible hombre, un dictador, el verdadero villano que hay en Azul. Y no descansaré hasta que el mundo lo sepa. No he perdido el control de mi poder como piensas. Lo he adquirido para vencer a tipos como tú. Mytria dame fuerzas...
Los Ases junto con Caleb exclamaron al verme ponerme en pie, los dorsos de mis manos comenzaron a quemar al igual que mis ojos, Caleb me señaló y pude distinguir en sus labios decir:
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Villains
FantasySi me ves, no me has visto. Si me oyes, no me has oido. Si crees que existo, no lo hago. Mi nombre es Lily Santiago, antes era una Espada...ahora formo parte de una rebelión, únete, únete a los Villains.