Capítulo 8.
Los llamados Villains II
— ¿Estás bien? —me pregunto Jasper, me ha oído.
—Sí... —murmuro, creo que lo suficientemente alto, porque Jasper no dice nada más.
Cálmate, cálmate, Lily cálmate. Solo acabas de perder lo que desde niña te habían mostrado y enseñado, solo eso, solo lo que tus padres te dijeron que ocultases a toda costa. Solo eso.
¡Y una mierda de Dodo! ¡¿Cómo voy a estar calmada?!
El agua ya había dejado de correr y el cabello humedecido se me pegaba en el rostro, suspiro varias veces, tantas hasta que pierdo la cuenta. Piensa Lily, piensa; no lo voy a poder ocultar por mucho, miro mi ropa; la sudadera tiene capucha, podre ocultarlo por un tiempo, no mucho, eso ya lo sé, pero me dará tiempo.
Mis músculos ya no dolían como antes, cierto que todavía sentía cierta molestia, pero comparada con antes no era nada. Pase por mis brazos y mi cabeza la sudadera, estaba hecha girones y conseguía verse varias partes de mi piel blanca, me faltaba una manga de la sudadera, pero a eso no le daría importancia. Me coloqué los pantalones que ahora me quedaban ligeramente caídos, a saber cuánto tiempo llevaba sin comer, no tendría que ser mucho, pero se notaba en mi cuerpo. Ate de nuevo mis botas con fuerza, las cuales estaban muy manchadas de barro y con alguna salpicadura de sangre, que seguramente me pertenecería. Con el trozo de tela de antes ate con fuerza mi cabello y después pase la capucha, apreté con fuerza los cordones de está finalizando con un nudo, para que solo se me viese parte de la cara. Desconocía todas las facultades de esa agua, he de reconocer que tenía el cuerpo como nuevo y el cabello en su verdadero esplendor —genial, sarcasmo a las dos en punto—, pero aun así tengo la piel irritada; no deja de picarme todo el cuerpo, sobretodo donde Kinan me disparó, pero si me rasco aunque solo un roce me duele; y como no, siento la piel sensible al más mínimo roce, con las manos vulnerables y algo rojas.
Antes de abrir la puerta me asegure de que no hubiese escapado ningún mechón de su escondite, solo lo pediría una vez, que se mantuviese en su sitio una vez, al menos una vez, que no se convirtiese en ese matojo rebelde que me suele poner de los nervios.
Yo puedo, puedo hacerlo...
...
Suspiré una última vez y abrí por fin la puerta de la ducha, Jasper seguía esperándome allí de brazos cruzados, parecía nerviosa y a la vez aburrida, formó una sonrisa nerviosa cuando me vio salir de allí, me volvió a colocar los grilletes.
Bufé.
Instintivamente tiré de mi capucha con las manos juntas, tenía un muy mal presentimiento de que algo malo pasaría. Tire de nuevo de la capucha. De nuevo esa chica me agarró por el brazo y tiró de mí. Debería tener más cuidado y no tocar tan deliberadamente a la gente. Todos por aquí son unos malditos salvajes. Jasper me arrastra del baño y allí, en la puerta, en el pasillo, está el idiota. Gruñe en cuanto me ve.
Que simpático son algunos.
—Se ha tardado Jasper, ahora hay que llevarla directamente allí, vamos.
Eudan me agarro por el otro brazo y tiro también de mí, sentí su mirada clavada en mi cabeza, tuve miedo por unos momentos, entonces le escuche chasquear la lengua.
—Te tapas la cabeza para pasar de inadvertida, es inteligente, pero todos aquí ya saben quién eres —me estremecí por unos instantes, es imposible—, saben que eres una maldita Espada.
Solté un suspiro algo disimulado.
Entonces observe mi alrededor, aun con mi corazón latiendo a mil por hora, el pasillo por el que caminábamos se iba ensanchando y era de tonos grisáceos. Mis ojos se abrieron de par en par, si no supiese que iba a morir dentro de poco creería que había llegado a una especie extraña de cielo, a ambos lados, a la izquierda y a la derecha había unas vitrinas, unas vitrinas llenas de todo tipo de armas. Unas que nunca antes había visto. Colocadas en unas limpias vitrinas con unos focos blancos en el suelo, entonces mis ojos se posaron en una de las últimas vitrinas, al contrario que las otras esta estaba algo sucia, era de un metal que yo conocía, con el que se forjaban armas Espadas, hasta tenía el escudo de los míos. Justamente cuando pasamos por ahí pude ver como sobre el metal habían arañado hasta poner unas iniciales; D.S.
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Villains
FantasySi me ves, no me has visto. Si me oyes, no me has oido. Si crees que existo, no lo hago. Mi nombre es Lily Santiago, antes era una Espada...ahora formo parte de una rebelión, únete, únete a los Villains.