Capítulo 12. Ser una Nova.

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Capítulo 12

Ser una Nova

Día tras día se repetía la misma rutina, Eudan venía a recogerme por las mañanas con su típica amabilidad, en vez de entrenarme me dejaba en las cocinas todo el día, no es que me quejase, era entretenido pasar el día con Rei y Mareena, además fui conociendo a los demás, era entretenido estar con ellos, pero aun así me sentía vacía, desde niña siempre he estado rodeada de entrenamiento y armas.

Llevo aquí ya un par de semanas y he recuperado mi antiguo metabolismo, pero aun así me falta algo, esas ansias de lucha, de mantenerme en forma.

De todas formas en las horas de descanso que me daba Rei todos los días siempre acaba en el mismo lugar, espiando las clases de Eudan; y clase tras clase el dolor empeoraba aún más. Y al igual que el dolor cada día que pasaba me olvidaba más de mi hogar, de mi antigua casa, todavía recordaba la ciudad de Azul, sus calles limpias e iluminadas. Lo recuerdo todo y aquí estoy de nuevo, espiando las clases que imparte Eudan, es lo más cercano que tengo a esa sensación, ese cosquilleo que solía sentir al tener un arma en las manos, quería sentir de nuevo. Lo ansiaba. Contemplaba admirada los movimientos gráciles pero firmes de Eudan, me parecía hermoso, esos movimientos, quería ver más, no, me equivoco, quería que me enseñase a hacerlos, pequeños mechones rubios se le pegaban a la frente a causa del sudor. Mientras sus brazos y piernas se movían yo los repetía, repetía sus movimientos.

Mis movimientos iban con retardo, a causa de mi brazo, pero los hacía todos. Miraba de reojo a Eudan parecía concentrado en sus explicaciones, entonces pasa lo que menos creía que pasaría, no sé cómo ha pasado, pero lo único que se ahora es que sus ojos dorados están clavados en los míos. Las etapas de su rostro van cambiado según sus estados de ánimo; sorpresa, alucinación, entendimiento y enfado, un gran enfado. Tengo que salir de aquí, a la par que comienzo a moverme el finaliza la clase y se dirige hacia la puerta de salida.

Mierda santa.

Salgo corriendo en dirección a las cocinas, corro todo lo que me permiten mis piernas, tengo que llegar antes que él o me habré metido en un gran lío. En cuanto entro por la puerta trasera de las cocinas me pongo el delantal y con un derrape me situé junto a Mareena. Ella me mira alarmada, le dedico una mirada de ahora te cuento, ella asiente con la cabeza y sigue pelando las hortalizas.

En cuestión de segundos Eudan entra, su cara es un poema, no deja de bufar y se está poniendo rojo al igual que un tomate, Rei fue a atender a Eudan, desde mi posición hasta se escucharon sus gritos. Veo como me busca con la mirada, en cuanto me encuentra comienza a caminar hacia mí ignorando los gritos de Rei.

Siento miedo.

Se planta ante mí, a pocos centímetros de mí, siento su respiración.

— ¿Qué estás haciendo?

Arqueo las cejas y me cruzo de brazos, antes dejando el cuchillo sobre la mesa.

— ¿Pelar patatas? —digo, trago saliva al ver como se enfurece más.

— ¡¿Pelar patatas?! ¡¿Crees que me chupo un dedo?!

—Eso lo hacíamos todos de pequeños ¿No? —no sé si en estos instantes lo correcto es provocarlo pero es sumamente divertido aunque una parte de mi mente me dice que deje el tema porque me estoy metiendo en un terreno peligroso.

De repente Eudan levanta la mano, como si fuese a golpearme, pero en el último momento su mano se transforma en un puño y lo baja.

—He de reconocer que eres la primera Nova que se atreve a desafiar mis reglas, también la primera a la que quiero golpear —la vena de su cuello se está inflamando, sus ojos dorados se vuelven a clavar en los míos—, de acuerdo, a la hora de la comida te quiero en mi mesa ¿Queda claro?

VillainsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora