Capítulo 5. Bosque de las bestias salvajes.

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Capítulo 5

Bosque de las bestias salvajes

Cuando abro los ojos me estiro en mi cama, mi gigantesca cama con dosel y sábanas importadas de las Islas de Niebla, son tan suaves, es como estar rodeada de nubes, miro el techo de mi cuarto, como todas las mañanas de un color blanco perla. Con pereza me pongo en pie y meto los pies fríos en mis pantuflas forradas en el interior con piel de bicornio. Deslizo por mis brazos la bata de terciopelo azul y suspiro.

Mis pies se dirigen por su cuenta al baño, como esperaba las sirvientas ya han preparado mi bañera, la fragancia a lavanda entra por mis fosas nasales, embriagador. Como ellas saben, el agua está tibia y llena de espuma morada, miles de burbujas flotan por el baño. Pongo ambos brazos en el respaldo de la bañera y me estiro. Es tan relajante que ni siquiera me inmuto cuando el agua se oscurece cuando hundo mi cabello.

Al ser de una de las familias de la más alta aristocracia Espada debo mantener mi piel suave y brillante, mis uñas perfectamente cortadas y cuidadas de forma rectangulares, cabello es mantenido con las esencias de la más alta calidad y no decir de mi ropa, toda echa a medida.

Cuando salgo, mi cama se encuentra hecha y una muda limpia de ropa me espera encima, la que preparé el día anterior.

Entonces lo huelo.

Ese olor, reconozco ese olor, tortitas de fresas explosivas, lo recuerdo, rara vez madre las hace, solo cuando no está ocupada y de muy buen humor, es decir, casi nunca, pero cuando las hace, no hace falta que ni tarde cinco minutos.

Allí estoy, es espeluznante estar todos en la misma mesa, desayunando entre risas.

Todo es como antes, tonteos con la comida de parte de Kinan, el periódico de todas las mañanas que lee padre, la taza de té de flores de madre, y yo riendo. La última vez fue cuando cumplí siete años, ese día padre y madre me regalaron un poni, le llame Creespy; las tortitas se deshacen en el interior de mi boca, es magnífico. Giro al ver la silla vacía a mi lado, ese lado en el que no se encuentra nadie desde hace años.

El sitio de Day.

La última vez que hable con él fue una pelea, aquello siempre lo recordaré, hay cosas que nunca se olvidan; cuando cierro los ojos me estremezco, lo primero que he visto ha sido sangre, de un rojo intenso, al igual que la sangre. Por un minuto las manos me tiemblan como flanes, el miedo no está permitido en un Espada, si no, no serías un Espada.

Me giro para hablar con madre, entonces me estremezco. Esa mirada, esa mirada de odio y asco. Toco su brazo con cuidado, entonces me pega un manotazo.

No vuelvas a tocarme, tú no eres mi hija y nunca lo fuiste, solo te acogimos por pena y sabíamos que este día llegaría, Roja.

Y entonces despierto. Me despierto sobresaltada y asustada, mi respiración se encuentra agitada, mis brazos tiemblan. Por primera vez me doy cuenta donde estoy, junto a un árbol acurrucada, hecha un ovillo; no quiero verme en un espejo ni aunque lo tuviese, estoy asquerosa, miro mis uñas, ya no están cuidadas a la perfección, están rotas y llenas de mugre. Mi ropa está hecha girones y no decir nada de mi cabello. Incluso noto el horrible olor que desprendo.

Al igual que imágenes, todos los sucesos de ayer vienen a mí, uno tras otro; la sangre de Livi, las espantosas calles de los suburbios en la ciudad Azul, mi antigua ciudad.

Me incorporo un poco, pero enseguida formo una mueca de dolor, todos mis músculos se quejan. Entre los pequeños huecos de frondosas copas de los arboles lo veo. No sé cuánto llevaré aquí, días u horas, pero lo único que puedo percibir es que está amaneciendo. El cielo poco a poco se va tiñendo de un tono anaranjado rojizo, un color hermoso en mi opinión, lo que le hace más hermoso es los colores que se forman en contraste con las hojas de los árboles, parece un arco iris.

VillainsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora