Capítulo 16. Odio.

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Capítulo 16

Odio

Volvía hacia arriba y volvía hacia abajo, así llevaba desde hacía media hora. Finas gotas de sudor surcaban ya mi frente hasta caer al suelo, mi aliento era caliente cuando rebotaba contra el suelo e iba a parar a mí. Así llevaba ya casi un dos meses, justo el día después de que Eudan me había dejado en la habitación iniciamos la rehabilitación, gracias a los avanzados fármacos podía gesticular y manejar con normalidad el brazo, como si solo me hubiese hecho un esguince, aunque en verdad no había recuperado la fuerza de antes y por eso me estaba ayudando Eudan. Todos los días antes del desayuno, de la comida y de la cena veníamos a ejercitar mis músculos, en estos instantes me encontraba haciendo flexiones tan solo con el brazo derecho, dolía bastante, él me repetía a todas horas que si me dolía mucho parase, pero no, eso supondría rendirme y malgastar el tiempo, más o menos con estos dos meses casi finalizados llevo aquí medio año. Y las pruebas para Nova son en otro medio año y como me llamo Lily estaré en ellas, manca o no, incluso toda la movilidad que había recuperado a Lanny le parecía asombrosa y no paraba de hacerme análisis cada vez que iba al chequeo semanal, una visita que supone de media hora acaba siendo de dos.

Aprieto los dientes, estoy llegando a mi límite, repentinamente Eudan dice:

— ¡Basta por hoy! —como si se tratasen de palabras mágicas me estampo contra el suelo.

Tomo todo el aire que me permiten los pulmones, ruedo hasta quedar boca arriba, Eudan está ahí ofreciéndome una cantimplora llena de aquel mágico néctar de los Dioses, agua. Solo con dos largos tragos la vacío.

Al incorporarme hago un gesto molesto a causa de mi brazo que me duele un poco, solo espero que Eudan no lo note aunque eso ya es pedir demasiado, en cuestión de segundos ya está junto a mí examinándolo.

— ¿Te duele? —quiere saber, niego con la cabeza y él aprieta los brazos. Masajea con delicadeza mi brazo y produce una sensación agradable, noto como mis mejillas se van volviendo rojas—. Hoy nos hemos pasado del límite, te tengo que hacer hoy yo los estiramientos ¿De acuerdo?

Asiento con la cabeza.

Cuando Eudan me sujeta con fuerza del brazo para hacer los ejercicios que me mando Lanny hacer todos los días al menos tres o cuatro veces, aprieto los dientes de nuevo. Por Tares esto es infernal.

—Paciencia que no tardo más de tres minutos —eso es fácil decirlo cuando no eres tú el del brazo maldito animal.

—Aun así duele, mucho —gruñó y aprieto con más fuerza los dientes.

—Deja de quejarte y mantén tu boca cerrada princesa, si no quieres que te la selle yo claro.

—También valdría usar un por favor ¿Sabes?

—Es irónico que pidas que use esas palabras cuando tú desde que estás aquí no las has usado ni una sola vez —dice sonriendo mientras comienza a masajear los músculos de mi brazo.

Le devolví la sonrisa y seque un par de gotas de sudor, cuando finalizó solté un gran suspiro y relaje el brazo.

—Has mejorado con tu Don, se nota que enseño bien.

— ¡Ja! Eres demasiado "modesto", he mejorado porque cuando me lo propongo puedo llegar a ser la mejor, esto no supone nada.

—Lo que digas niña maravillas, pero recuerda que no puedes dejar llevarte por tus emociones, puedes causar estragos si dejas que tu Don se apodere de ti.

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