55.

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From: eriza_beth14@lincoln.com
To: kris_puas82@lincoln.com

No pienses que soy grosera o algo peor. 
Pero a veces, a veces, a veces, realmente quiero tomar tu mano y gritar a los cuatro vientos que me gustas. 

44. Mi equilibrio.

Reconozco que a veces mis hormonas pueden más conmigo que mi parte sensata. Cuando eso pasa de pronto quiero verte en todos lados, quiero pasar mi mano por tu cabello y abrazarte y pierdo mi control interno.

Nunca lo he hecho. Soy tan cobarde que, cuando tengo esos días, te rehuyo.

A excepción de aquella vez en química.

El año pasado estuvimos en el mismo equipo y ese día de pronto quise tomar tu mano. El pensamiento fue fugaz y tuve que dejar de mirarte para no hacerlo. Pero en ese momento, tomaste mi mano y me rogaste que te ayudara con el ejercicio, yo me negué, salté atrás para alejar mi mano de la tuya y me aleje de ahí.

Pero tú insististe, me seguiste y te arrodillaste frente a mi, sostuviste mi mano como si fuera una propuesta de matrimonio mientras decías que sin mi ayuda jamás entregarías los ejercicios.

Mi cerebro colapsó y sentí como mis mejillas tomaron el color de la corbata roja. Todo el salón nos miró y de nueva cuenta perdí el control. 

Acepté sin dudar, aunque en un principio no quisiera porque debía ir al dentista. Llegué tarde, pero nunca me arrepentí, porque al ver tus ojos  y tu sonrisa ladeada mi corazón ni siquiera considero decirte no. 

Sabes qué decir, cuándo decirlo y cómo decirlo para convencerme de todo. 

No me gusta esa sensación. Me da miedo. 

Erizabeth Z. 

Del porqué no me voy a declararDonde viven las historias. Descúbrelo ahora