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From: eriza_beth14@lincoln.com
To: kris_puas82@lincoln.com

Hoy de nueva cuenta te encontré en el parque.

Te acercaste a mí con tu erizo, el que yo te di.

Yo sonreí al verte, pero no fue la sonrisa de siempre, fue como si te encontraras con tu pariente que te hace sentir incomoda y no te queda más remedio que hablar con él.

«¿Estas enojada conmigo?» Negué con la cabeza. No puedo decir que lo esté. Es más, si tuviera que definir mis sentimientos diria que estaba decepcionada.

Creo que mi reacción no era lo que buscabas, así que has acercado tu erizo, yo extendí mi mano y el pequeño ha caminado a mi.

Tu erizo me aceptó y he sentido una victoria, tu erizo me quiere. Pero ha sido una victoria agria, porque yo lo adopté, él me quiere porque pasamos un tiempo juntos.

«Perdón» dijiste y debo admitir que me confundió, y mientras decidía que contestar has vuelto a hablar «Eres importante para mi Eriza. Eres una buena persona, realmente buena.»

«No estoy enojada contigo. Solo estresada por el examen para la universidad, es en un par de semanas. Eso es todo, así que me me pidas perdón y te muestres todo extraño, me has dado escalofríos».

Devolví tu erizo cuyo nombre aun no estoy segura cual es y me marcje de ahí rápido.

Y todo esto ha servido para darme cuenta de que estoy sobrereaccionando, nunca te pedí nada y no puedo empezar ahora, no puedo llorar sobre la leche que aún no se ha derramado.

Erizabeth Z.

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Hay un refrán popular, al menos yo lo conozco y dice que no hay que llorar sobre la leche derramada (lo leí en un libro, ahora que no sé cuál), es decir que no sirve de nada lamentarse por algo que ya pasó.

Del porqué no me voy a declararDonde viven las historias. Descúbrelo ahora