"la resiliencia es aquella capacidad con la que nadie nace, pero que algunos la conseguimos gracias a qué otros gozan el sabernos desafortunados"
-Kael Mornindark, El monstruo de la reina (adelanto).
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Pasado, 3 años antes (en el convento)
—¡El príncipe ha vuelto! —ese terrible alarido es lo que me saca de mi descanso —¡levanta!
Siento como me sacuden los hombros y palmean mi cara suavemente, tratando de sacarme de mi plácido sueño.
—¿Qué sucede? Déjame dormir.
—¡Los príncipes están aquí!
—Fantástico, felicitalos de mi parte.
—¡Párate ya! —aquella persona dueña de esa voz tan irritante me sacude. Con solo un ojo abierto veo que es Belén, mi única amiga del convento.
—¿Qué quieres? tienes un aspecto desquiciante esta mañana —quise quitarmela de encima, pero su persistencia no me deja moverle ni un dedo.
—Debes vestirte.
se levanta de un salto, disponiendose a sacar el habito reglamentario y la túnica para lanzarlos en mi cama, su gesto entusiasmado y los movimientos llenos de emoción contenida. Finalmente me jala por los brazos para sentarme mientras trata de acomodarme los rebeldes rizos que se descompusieron en la noche, lo cual no tiene sentido porque igual nadie los vera con la túnica encima.
—Claro que debo vestirme, no pretendes que baje desnuda.
—¡No es por eso! Habrá una bienvenida para el príncipe en el jardín central de Meerlena, y el rey requiere de la presencia de Isabel —Meerlena es la capital del reino que habito, justo donde me encuentro ahora. Ya un poco en mis cinco sentidos lanzo un bostezo que hace a mi amiga arrugar la cara —y por favor ve a limpiarte los dientes, parece que algo murió en tu boca.
—¿Por qué Isabel debe estar presente? —Isabel es nuestra superior en el convento, una viejecita sencilla y dulce que me recibió con los brazos abiertos cuando mi padre me dejó aquí como si fuera un maletín viejo.
—Bueno, es amiga cercana del rey desde hace muchos años, y ayudó en la educación del príncipe antes de que este partiera.
—Eso lo sé ¿pero nosotras qué tenemos que ver? a mi me toca limpiar los baños hoy.
—Quiere que dos muchachas la acompañen por el día para asistirla si necesita ayuda con las piernas, y adivina a quienes escogió —sus cejas bailan en su rostro de la emoción que tiene, a Isabel la ataca un dolor de piernas de vez en cuando que la deja casi incapacitada, así que es normal que no quiera salir sola.
—¿Y tú cómo sabes todo eso? a duras penas está saliendo el sol.
—Me lo dijo cuando bajé a abrirle al lechero, y me mandó a que te avisara ¿no es emocionante? Vamos a salir de este empolvado lugar por fin —empiezo a entender su emoción. Es verdad, desde que llegue lo maximo que he visto son los jardines del convento.
—Pudiste esperar un poco más, no creo que esta bienvenida se vaya a hacer tan temprano—la acuso mientras me alzo de la cama, ella salta por el lugar hablando de lo impresionante que sera ver al príncipe tantos años después.
—Creo que tenía unos ocho años cuando lo enviaron fuera del reino, todos estaban tan tristes ¿puedes creer que ya pasó tanto tiempo?
Kael Morningdark se fue del reino, o al menos eso dicen, hace nueve largos años con su hermana menor, la princesa Joane, quien en aquel entonces solo tenia ocho años. He estado desde mi niñez escuchando historias sobre la familia real, rumores provocados por los empleados del rey que aseguran estaba recibiendo amenazas de matar a sus hijos y dejarlo sin descendencia al trono.
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El monstruo de la reina (1) ©
Romance"Una travesía en la que aprenderás que el amor y el odio se miden con la misma vara." Simonett Khespy hubiese tenido una vida tal vez no perfecta, pero si con menos contratiempos, de no ser por esa copa de vino envenenada que torció el curso de su d...