Por el camino, la joven guía les contaba la historia de los edificios y su estructura. Esto hubiese sido interesante si alguno de los dos la hubiesen atendido, pero no fue el caso. Indy iba por delante de ambas y Ainhoa seguía pensando en qué hacer con su futuro, con el bebé y con Indy, que aunque no lo pareciese lo más difícil era qué hacer con Indy.
–Por lo que es interesante, una ciudad construida por...– Al ver que no la atendían, dejó de hablar– En fin...
El camino a pie era largo, pero era el único modo. Por el trayecto, de pronto, Ainhoa cayó haciendo un gran agujero en el suelo. En ese momento a Indy el enfado se le olvidó por completo y fue a ayudarla.
–¡¡¡Tranquila mi vida!!! ¡¡¡Aquí estoy!!!
–Más cursi y no naces, ay mi madre...
–No pasa nada, es el suelo del camino que de tantos años se está deshaciendo.
–Venga va, ¡a la de una, a la de dos, y a la de tres!
Tirando de sus brazos, consiguió sacarla sana y salva. Ainhoa se lo agradeció.
–Gracias guapo.
Sin creérselo, alzó las cejas de lo sorprendido que estaba.
–Gu-Gu-¿Guapo? –preguntó señalándose.
–Exacto, guapo.
–¡¡¡Le gusto!!!
–No sé si esto es una aventura o un viaje de novios... –susurró Sinara.Sin ningún inconveniente, siguieron el camino donde de pronto Neferet se paró en seco. El estómago la estaba avisando de algo, y los retortijones no la dejaban caminar. Indy la sumergió en sus brazos, y tras darle un beso en la cabeza le preguntó:
–¿Te encuentras bien?
–No... –el dolor fue a más– No...
–Creo que será mejor pararse aquí, no veo que esté muy bien.
–Ainhoa, ¿necesitas ayuda?
–Es... Es el...
–¿El?
–El be –Al darse cuenta de que casi lo menciona, cambió de palabra– El vino, demasiado vino...
–¿En qué momento has bebido?
–Uff, qué borrachera...
–Repito, ¿¡en qué momento!?
Sin fuerzas, cayó al suelo. Indy y Sinara no tenían ni idea de qué le pasaba, por lo que la preocupación del arqueólogo en ese momento fue máxima: Ainhoa era muy fuerte como para caer por nada.
–¡¡¡¡Ainhoa!!!!
–Desde luego... –suspiró sacando de la mochila del arqueólogo un trozo de tela para empaparlo y ponerlo encima del estómago de la castaña.Le costó despertarse, pero se despertó. Eso sí, nada más abrir los ojos vio al castaño durmiendo encima de su estómago, y con una risa leve le acarició la cabeza.
–Hola guapísima...
–Te has quedado frito, ¡jajajaja!
–Profesor Frito Jones Junior a su servicio.
–¿Qué coJones? ¡Jajajajajajaja!
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Indiana Jones y Las Ruinas De Kowloon (The Walled City)
FanfictionCon la ayuda de Ainhoa Neferet, una joven pero experta historiadora, el famoso arqueólogo viaja hasta la ciudad desconocida de Hong Kong para encontrar la misteriosa muralla que marcaba el final de la ciudad compuesta por nada más y nada menos que q...