Jones y Neferet cogieron un taxi para llegar a la casa del arqueólogo, donde encontraron un lápiz en la mesilla de trabajo de Henry.
–Vamos a ver Ainhoa, está al lado de Hong Kong, por lo que se supone que tendremos que coger un vuelo hasta allí y luego… ¿luego cómo vamos? Se supone que está “prohibido” entrar allí –preguntó él.
–Cogemos un taxi o vamos en autobús hasta el sitio más cercano de Kowloon, ahí nos bajamos y vamos a pie.
–Oh, puede ser, pero igual es mucho camino para ir a pie, no sé… –El profesor desconfiaba de su idea.
–Pues a ver, ¡alquilamos un coche y listo! Ay dios qué mal estás –contestó rodando los ojos.
–Muy lista, pero igual allí no hay de eso, tenga en cuenta que es otra cultura diferente a la nuestra historiadora Neferet.
–¿Se burla de mí? ¿Quiere que le estampe contra la pared?
La relación de ambos se empezó a endurecer al no quedar en un acuerdo.
–¿Quiere que le dé con el látigo?
–Uy, ¡qué malote! –dijo con sarcasmo.
–Pues sí, ¡muy malote!
–No he venido a ligar profesor, sino a descubrir algo de lo que no se sabe si es cierta su existencia.
–Y yo no he venido aquí para charlar, sino a lo mismo que ha venido usted –contestó molesto, odiaba la chulería de las mujeres difíciles.
–Pues dejémonos de chorradas y vayámonos al grano. Yo he ido a Hong Kong, y sí, hay coches de alquiler.
–Ah, yo no sabía que usted había ido…
Se sorprendió, las mujeres que conocía no solían ir a esos lugares.–Porque no me deja terminar Junior.
Fue el colmo, la señaló muy irritado.
–¡Tú no tienes ningún derecho a llamarme Junior! –exclamó.
–¿Y algún izquierdo? –bromeó Neferet con una sonrisa para dejarle en mala posición, pero no lo logró.
–Qué chiste más malo, anda, déjalo. Pero no me llames Junior, no no y no ¿vale? Mi padre no cambia y por eso me llama así, pero en verdad no me gusta, hace que me sienta pequeño...
–Es que eso es lo que significa “Junior”.
Le miró seria con cara de que no le hacía ni puta gracia, a lo mismo que él, y estuvieron así durante cinco segundos hasta que Indy volvió al mapa.
–Si conseguimos cruzar la muralla de ladrillos, a partir de ahí supongo que lo tendremos fácil, ya nadie vive allí.
–Y cómo piensas entrar así porque sí.
Sonriente, se agachó sentado mirándola de frente, y como si hubiese gente susurró:
–Conociendo a las grandes mafias.
–¡No jodas que ahora te crees de la familia Corleone! –se empezó a reír de su gran idea, y ella también se agachó susurrando– Indy, la mafia nunca querría hablar con un arqueólogo y menos con una historiadora, que seguro a la hora de esa asignatura se dormían o hacían pellas.
–Tú no sabes cuáles son mis contactos.
–Esto no es El Padrino Henry Corleone –bromeó seria, sus chorradas le empezaban a cansar.
–“Deja el arma y llévate los canolis”. Ven conmigo muñeca.
Con una voz seductora y su típica sonrisa de medio lado, se levantó haciendo un gesto para que ella le siguiera.–Ojalá tuviese canolis…
–¡Alto! –exclamó el arqueólogo escondiendo a ambos detrás de la pared, algo que le extrañó a Ainhoa.
–¿Qué pasa aparte de que te has fumado lo nunca visto?
–¡Tss! –ordenó que se callara al escuchar tarareos– No… Por qué coño ha vuelto, ¡le hemos dicho que se quede en el bar! –exclamó Indiana susurrando al escuchar la voz de su padre.
–Tatará… ¡Junior!
–¡Qué coño haces aquí, y no me llames Junior! –gritó dejándose ver.
–¿Qué voy a hacer? Esta es mi casa.
–Espera… ¿Tu ca… –Ainhoa se sorprendió mientras el profesor intentó que su padre se callara la boca.
–No lo digas, ¡tss!
–¿El qué? Ainhoa ya sabe que vives conmigo.
–¡Sueña con irse de viaje solito y vive con su padre!, ¡ay que me muero de la risa!
–Pareces una tetera.
A Ainhoa se le fue la tontería al escuchar eso cambiando el gesto de la cara. Indy se rió.
–Junior, ¡un respeto a la dama!
–Eso Junior, ¡muy bien Henry!
–Socorro…
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Indiana Jones y Las Ruinas De Kowloon (The Walled City)
FanfictionCon la ayuda de Ainhoa Neferet, una joven pero experta historiadora, el famoso arqueólogo viaja hasta la ciudad desconocida de Hong Kong para encontrar la misteriosa muralla que marcaba el final de la ciudad compuesta por nada más y nada menos que q...