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Una vez acabó el desayuno, se puso de pie y observó a Indy mirándola.

–Sinara estará apunto de llegar.
–Pues que espere, que estoy embobado...
    Ainhoa se rió tímidamente con su comentario: al darse cuenta de lo que había dicho se puso serio.
–No he dicho nada.
–Ya claro –contestó Neferet mirándole con una sonrisa tonta sonrojando al joven arqueólogo.
–Bueno...
–Bah, déjalo, mientes de pena.
–Mentir mal es una de mis especialidades.
–Ah, ¿que tienes más?
    Este último comentario hizo que Ainhoa se preparara para que Henry la agarrara de los brazos y la tirase a la cama con una medio sonrisa.

–Te voy a matar por lo que has dicho.
–Mátame, pero te quedas sin novia.
    Jones pasó de estar contento a estar serio, y Neferet mientras se empezó a reír de su cara en ese momento.
–Oye, ¿de qué te ríes? –preguntó riéndose.
–¡De tu cara! ¡Jajajajaja!
–¡De qué vas!

Sin parar de pegarse el uno al otro, nadie sabe cómo acabaron juntándose donde por primera vez en mucho tiempo rozaron sus labios. Duró un segundo, pero ese poco tiempo fue suficiente para que ambos se quedaran mirándose el uno al otro. Indiana estaba encima de ella mientras Neferet lo observaba absorta por la belleza del castaño que, aunque no quisiese admitirlo, le parecía el hombre más guapo del mundo.
–Qué miras... –preguntó él mientras se acercaba a su boca.
–¿Yo?... Nada...
–Estás temblando...
–Indy, y-y-yo...
–Tss.

La besó, la besó sin separarse: el beso fue tan cálido y acogedor que ambos se empezaron a quitar la ropa aprovechando el ambiente que se estaba formando.
    Para desgracia del arqueólogo que nada le salía bien, Sinara abrió la puerta.
–¡Buenos días Indy y Ainhoa...

La pareja la miró mientras ella lentamente salía de la habitación cerrando la puerta, donde terminó la magia ya que Ainhoa roja de la vergüenza se levantó para vestirse.
–Espera, ¿adónde vas?...
–Esto que acaba de pasar... No significa nada ¿de acuerdo?...

Al escuchar eso, Indy se levantó y la rodeó con sus brazos mientras se ataba los botones de la camisa.
–¿Nada? ¿Y qué pasa con las anteriores veces?
–No, tú y yo no somos nada, nunca lo hemos sido...
–Pero podemos empezar a serlo,
–¡No! Te repito que no somos nada, ¡déjalo ya ¿quieres?!

Una vez vestida, salió por la puerta dando un portazo mientras Indy decidió quedarse en la habitación unos minutos para meterse en la cama y llorar como un niño pequeño al pensar que nunca tendría una oportunidad con ella.

Indiana Jones y Las Ruinas De Kowloon (The Walled City)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora