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De nuevo, volvió a pasar: Ainhoa volvía a estar preocupada por caer embarazada y no fue hasta antes de subir al avión que se le antojó ir al baño.

–¿Quieres salir? ¡Son las tres de la mañana y por tu culpa podemos volver a perder el avión! –exclamó dando vueltas en frente de la puerta del baño.
–¿No salía a las cinco? ¡Tranquilo que llegamos, es un momento!
    Indiana resopló pero decidió esperarla, no tenía de otra. Una vez abrió la puerta él entró rápidamente.
–¡Gracias! –dijo rápidamente cerrando la puerta.
–No tardes ¿eh? ¡Después de la chapa que me has dado ni se te ocurra tardar!

Ainhoa esperaba fuera, dentro del baño se acordó de que tenía que tener los síntomas pasados varios días para saber si estaba embarazada o no.
–No quiero un bebé, y menos ahora... –contestó para sus adentros.
    En el baño, Indy se estaba lavando la cara hasta que bajó la mirada y vio lo que no se esperaba.

–¿Se ha hecho el test?...
    Curioso, bajó lentamente para poder cogerlo de la basura y vio el resultado: negativo. Al principio sonrió, pero su sonrisa no duró mucho al darse cuenta de que era el amor de su vida y le hubiese encantado que fuese positivo.
–Bueno, así… viene mejor, sí, mejor negativo, sino el viaje sería bastante incómodo la verdad…

Una vez dejarlo en la basura y lavarse las manos salió del aseo donde le esperaba una Ainhoa bastante enfadada.
–Has tardado más tú que yo, ¡y luego tienes la cara de decirme que no tarde!
–Cosas personales.
    Con eso y con esa mirada profunda hacia ella, supo perfectamente lo que había ocurrido dentro: lo había visto.

–Pe… Pero mejor negativo, no… yo no quiero positivo… aún…
    Ese “aún” hizo que se diese la vuelta para acercarse a ella y poder acariciar su bello rostro, donde le confesó su secreto mejor guardado.
–Te amo, no, no como diversión para estar en la cama un rato, no, te amo de verdad Neferet, y quiero algo serio contigo.

Tras sus palabras la historiadora –que pensaba lo mismo que él– se quedó anonadada y, boquiabierta de la emoción, cuando iba a hacer ese momento aún más romántico el castaño lo estropeó todo:
–Indy, yo también te amo de verdad y me encantarí
–Pero ahora no es momento de eso, tenemos un viaje pendiente –la interrumpió dándose la vuelta mientras se ponía el sombrero, algo que a Ainhoa no le hizo ninguna gracia al ver lo que le acababa de hacer.
–A quién coño hablas. No estás en una película.
–No, pero ¿a que quedaría bien?
–Ni de coña, sus ocurrencias son muy infantiles señor coJones.
–Deje las malas palabras y deje de insultarme de esa manera ¡cojo...
    Al darse cuenta de que lo iba a decir paró en seco, mientras Ainhoa no paró de reír hasta que llegó el avión.
–Una hora esperando al avión así… ¿¡Te aguantas la risa de una vez por todas!?
–Iba a decir coJones, dios... ¡Me parto! ¡Jajajajajajajajajajaja!

Avergonzado, la miró desafiante y con las manos en los bolsillos y nada de equipaje entró al avión mientras su acompañante le seguía.

Indiana Jones y Las Ruinas De Kowloon (The Walled City)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora