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-Pues... estos son nuestros asientos.
-Efe.
-¿Qué coño es eso?
-Nada que te importe, sólamente efe.
El arqueólogo, que no entendía nada, decidió sentarse y pasarlo por alto.
-Efe, es decir, fuck en tu idioma.
-¡Ah! Vale vale, ¡jajajajajajajaja!
-Dentro de unos años todo el mundo dirá efe.
-Pues vale, me alegro -contestó mirándola mal mientras se ponía el sombrero en la cara para dormirse- Si hay turbulencias o ves que tienes síntomas de estar embarazada me avisas ¿vale preciosa?

Ainhoa, al escuchar eso, agarró su sombrero un momento para darle una hostia en la cara y tras ello se lo volvió a poner.
-Idiota.
Sin querer saber nada de él decidió cambiarse de sitio, eran los únicos que iban en ese avión: no había nadie más que ellos, el piloto y la copiloto.
Aburrida de sus chorradas decidió ponerse a leer los folletos que venían en el bolsillo del asiento delantero.

-"Con precaución, se vuela mejor". Guau, gran eslogan para esta línea de aviones que nadie conoce, porque ya me dirás tú quién conoce la línea de aviones Chendao, parece un tipo de técnica karateca -comentó en alto, algo que la persona que estaba ocho filas más atrás escuchó perfectamente.
-¿Quieres hacer un favor a la humanidad y callarte? Quiero dormir, gracias -acentuó la última palabra volviendo a su siesta.
-Pues no quiero hacerle ese favor a la humanidad, de nada -contestó de forma tosca, poco refinada.
-Es usted una persona muy ruda señorita Neferet -le respondió una vez ya sin sueño; las conversaciones de ambos eran muy agresivas la gran mayoría de veces.
-Ah ¿sí? Pues usted es... es... -Sin saber qué decir, se quedó mirándole desde lejos fijamente, lo que sacó una sonrisa a Henry al pensar que había ganado la partida.
-¿Nada que decir historiadora? -preguntó en tono de burla.
-Usted es... muy Junior.
Ni ella misma sabía el significado de lo que acababa de decir.
-¿Muy Junior? ¿Me está intentando llamar infantil con intención de herirme? -preguntó el castaño.
-Pues... sí doctor, muy bien, ¡lo ha pillado a la primera! -se excusó al ver que él sí lo había entendido... a su modo.
-No me ofende, me encantan los niños, y tener el cerebro de una persona tan inteligente como un menor es todo un halago para mí profesora.
-Ah ¿sí? ¡Entonces se ha ganado una pegatina de chico bueno, enhorabuena!

Intentando molestarle fue hasta su asiento para fingir que le estaba tratando como un niño, algo que le enfadó.
-Vale vale, usted gana, ¡siéntese a mi lado si tanto quiere!
Esa respuesta egoísta hizo que se llevara otro golpe por parte de la historiadora, y después de eso el viaje no volvió a ser como lo planeaba.

Indiana Jones y Las Ruinas De Kowloon (The Walled City)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora